La vanidad

La estafa puede no ser tal en la medida que se trata de una organización de la ONU, aunque es dudoso el método empleado para ello.

Se trataba de una gala en la que el precio de cada cubierto era de 750 mil euros por cabeza. Desconozco si hemos pagado, así como el lugar donde se sirvió la carísima cena en honor del feminismo mundial.

Allí se recibiría de la mano de la actriz Anne Hathaway algún diploma, estatuilla o algo semejante con foto incluida. Era como el reconocimiento de las aportaciones a «ONU mujeres» que ha venido realizando el Sr. Sánchez con dinero público, a cambio de una serie de «piropos» como feminista del año.

Hubo foto, pero no con la actriz y sí con la diplomática jordana Sima Bahous que es la directora de «ONU mujeres». El «bello» Pedro mantuvo el tipo y a través de su sonrisa no se filtra nada de la mala uva generada por «el engaño» feminista.

La frustración llega cuando pese a haberlo anunciado a bombo y platillo a los periodistas de «la casa», la actriz no se dejó ver y sí se supo que no podía asistir por problemas personales.

Esta noticia ha generado un caudal de otras con acento de chanza y a mí me lleva a la idea de la vanidad. Creo que el presidente del Gobierno ha caído como en su día Narciso en su propia belleza. Narciso muere ahogado por su propio reflejo y de ello nace una flor se su mismo nombre.

¿Qué flor nacerá cuando nuestro Narciso local se ahogue? ¿Sanchizo? La mamá griega de nuestro Narciso le dijo: no te mires nunca en un espejo y cuídate de las corrientes de agua. De momento se ha convocado un Congreso Federal. Veremos, o mejor verá.