

Secciones
Servicios
Destacamos
La Marina de Valencia debe ser la mejor del Mediterráneo y para ello necesita la mejor puerta de entrada. Con ese razonamiento, la reforma de ... la avenida del Puerto es ineludible este mandato, para convertirla en un verdadero eje comercial y deje de ser una mera carretera.
El Puerto ha sacado a concurso la gestión de los más de 800 amarres, con la posibilidad de construir un varadero y alguna iniciativa comercial más que ha pasado algo inadvertida debido a la enormidad del encargo. Un argumento más para que el Ayuntamiento se ponga las pilas con la avenida.
De ahí mi sorpresa del gobierno municipal de PP y Vox cuando tras formalizarse la renuncia del concurso de Compromís y PSPV, no se matizara que el proyecto de reurbanización de Guillem de Castro y la avenida del Puerto se parecían tanto como un huevo a una castaña y, por lo tanto, el segundo es más que rescatable para convertirlo en una realidad.
Una cosa es dejar Guillem de Castro con un carril y suprimir el túnel que sale en Ángel Guimerá, rechazado de plano por ejemplo por la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico. Otra bien distinta es estrechar algo la calzada de la avenida del Puerto, que se puede y debe hacerse, en favor de los peatones para ofrecer unas aceras más anchas, además de bajar el carril bici de una vez de la acera, el mayor error del Ayuntamiento en 2005 cuando preparó este eje para la Copa América de vela. Ya está dicho pero el pavimento tiene una montaña rusa con 32 salidas de garajes privados, además del riesgo de un arbolado demasiado cercano, por no hablar de los conflictos por las malas conductas en los pasos de peatones, donde ciclistas y pasos de peatones no respetan la señal de ceda el paso. En fin, todo inconvenientes.
Digo que se puede porque en el tramo que va desde Serrería hasta la Marina ya se ha hecho sin ninguna complicación. Lo mismo que ha sucedido en la calle Colón con la reapertura desde Porta de la Mar y la eliminación de un carril bus. Cuando funciona algo hay que decirlo, al margen del gobierno que lo puso en marcha.
En el bulevar Serrería ya están las obras de reurbanización a toda velocidad. Están sujetas a fondos europeos y el Gobierno de Sánchez no tiene ningún problema en rechazar una prórroga, como se ha visto con un puñado de proyectos en el Cabanyal.
De lo que se está haciendo en Serrería, tengo las mismas dudas que la alcaldesa Catalá sobre la barrera verde que supondrá. Un jardín alrededor de la estación del Cabanyal es posiblemente lo más bonito que se pueda hacer, pero eso no supone que sea lo más inteligente. Por esa zona pasan una media de 48.000 vehículos diarios, lo que no es ninguna broma. Representa por ejemplo diez mil más que por Peris y Valero, según los datos de noviembre.
Otrosí digo sobre otra reforma necesaria, el paseo de la Alameda. No es de recibo que la mancha verde se reduzca cada vez más y que en lugar de un entorno protegido, la zona parezca un mero aparcamiento. Es un encargo complicado, mucho más que la avenida del Puerto, al combinarse el patrimonio histórico, la jardinería monumental y un pasado que debe respetarse en cada milímetro, pero por esa misma razón, el proyecto puede calificarse de apasionante y el mejor ejemplo de legado en el primer mandato de la alcaldesa Catalá. En otras inversiones la iniciativa municipal depende de otras Administraciones como ocurre con el Parque Central y los trabajos ferroviarios que durarán varios lustros pero en este caso quien debe tirar de imaginación es el Consistorio.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.