Urgente Óscar Puente anuncia un AVE regional que unirá toda la Comunitat en 2027

En un club atrapado en el tiempo, donde el último lavado de cara es el retorno de la marmota vestida de seda, mentirosa y altiva, acompañada del desembarco del hijo del tirano y abriendo la puerta a antiguos colaboradores que antaño fueron mano de hierro y hoy afilarán su pluma con palabras pomposas y huecas. Donde no hay dinero para renovar a Soler y Gayà o retener a Guedes, pero sí para arreglarle las cuentas a otro equipo del conglomerado mafioso de Mendes. Aquí donde un entrenador cómplice de la trama camufla en tribunerismo canchero su colaboracionismo y hay quien deja de lado su tradicional postura contraria al expolio por vete a saber tú qué clase de italofilia.

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En la ciudad que celebraría la llegada de una cortina de humo charrúa por motivos que van desde el infantilismo arduo en deseos de caer en el trampantojo de la ilusión a un sesgo estético que hace entrar en comparaciones, cada vez más odiosas. Aquí donde la genuflexión está a la orden del día, incluso para aquellos a los que se presupone lucha que cegados por la caspa y el engaño que vino de Onda, pretenden tapar con bombos y megáfonos el clamor de la protesta. En un entorno que, mientras se celebra el sorteo de la Champions League, del que no hace tanto solíamos estar pendientes, se dedica a pedirle migajas al tirano y mendigarle cariño -¿hay algo más triste en esta vida?- a un delantero de 35 tacos tras casi un año en el dique seco.

Ante esta distopía en la que estamos presos, el único resquicio para la salud mental de los que nos negamos a participar del circo monchitero es el humor, la sorna y una actitud punk que nos ayude a afrontar el no futuro que tenemos por delante. Berlanga, desde allá donde esté, sonríe pícaro viendo como su legado sigue vigente en la ciudad que le vio nacer. Y desde la Pérfida Albión los Monty Python ultiman el guión del remake de 'La Vida de Brian', protagoniza por 'el heredero' -recordemos la sonrojante campaña en su primera etapa en la Capital del Turia-.

También es cierto que, sin abandonar este sarcasmo necesario, debemos acompañarlo de un compromiso firme. La lealtad al pueblo de Mestalla no puede quedarse en palabras, por muy afiladas y punzantes que estas sean. El movimiento se demuestra andando y el camino inequívoco es la filiación e implicación en el único colectivo que defiende los intereses del valencianista de a pie. Libertad VCF, objetivo de una campaña de acoso y derribo por parte de ciberactivistas del tres al cuarto que venderían a su madre por un plato de lentejas frías, es la herramienta con la que la afición puede luchar por revertir este no futuro y devolverle a nuestros hijos un motivo para sonreír cuando vistan los colores que les legamos.

«Sólo queda en pie el orgullo, por eso, seguiremos en pie».

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