Va a ser muy duro

Pasa de las cinco de la mañana. La noche ha sido intensa. Llena de temores y de mucha incertidumbre por lo que nos dejará el ... nuevo día. El presidente de la Generalitat compareció al filo de la una de la madrugada para adelantar la noticia que ya todos intuíamos: «Hay víctimas mortales y siguen apareciendo». El dato, abierto, nos hizo temer lo peor. Y quiebra la esperanza sobre el destino de los dos guardia civiles y una joven desaparecidos en Paiporta; de un camionero del que dejamos de tener noticias en l'Alcúdia; de lo que nos podamos encontrar en Utiel… Hay temor y hay motivos para ello, porque el episodio de lluvias desbocadas ha sido atroz. Con registros históricos y en una superficie afectada tremendamente amplia, haciendo que el operativo de rescate se viera desbordado. Que cualquier previsión de lo que iba pasar fallara. La noche transcurrió con gente parapetada en los altos de los camiones; con trabajadores refugiados en sus empresas, y con vecinos del área metropolitana y del interior de la provincia encerrados en los pisos superiores de sus casas. Los autobuses de la EMT rescataban a atrapados que deambulaban por la carretera desde Massanassa; vecinos de Pinedo eran desalojados y reubicados en l'Alqueria del Basket; el agua tomaba el barrio de La Torre… y, desde la Petxina, el periodista Arturo Checa, pasadas las cuatro de la madrugada, hablaba con algunos de esos rescatados. «Hemos pasado pánico. El agua nos llegaba al cuello». La luz del día comenzará a poner rostro a la devastación. Llegarán imágenes y noticias impactantes. Será cuando, de verdad, veamos la dimensión de una catástrofe que se recordará como la terrible DANA del 24. Otra vez las lluvias desbocadas en una tierra donde no sabe llover. «Va a ser muy duro», me advierten. Lo sabemos. No es, para nuestro enorme desconsuelo, la primera vez.