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IVÁN ARLANDIS
El estado de la sanidad

Lejos de la utopía

Esperas para los pacientes, sueldos bajos para los futuros médicos y un conflicto entre facultativos y conselleria que no acaba de resolverse: delicado escenario preelectoral

Daniel Guindo

Valencia

Martes, 25 de abril 2023, 23:22

Igualdad. Sólo falta un mes para que los valencianos acudan a los colegios electorales para escoger, con sus votos, al nuevo Gobierno de la ... Generalitat. Como deslizan las encuestas, prácticamente hay un empate técnico entre el bloque de izquierdas y el de derechas, por lo que seguro que cada detalle cuenta en este proceso tan reñido. Y el ámbito sanitario, precisamente, es uno de esos aspectos que puede llegar a ser clave para decantar la balanza hacia uno u otro lado.

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La situación asistencial actual es compleja. Esta última semana LAS PROVINCIAS recogía que cerca de 400.000 valencianos cerraron el año en lista de espera para ser atendidos en el centro de Especialidades o en las consultas externas hospitalaria -el doble que antes de la pandemia-, con una demora media de casi tres meses. En este sentido, los retrasos para ver al psicólogo o al psiquiatra alcanzan el medio año por la explosión de problemas de salud mental registrada, en gran medida, a raíz del coronavirus.

Además, y fruto del interés de la conselleria para, justamente, reducir las esperas -en este caso para pasar por quirófano- también se hacía público que hasta los hospitales privados estaban empezando a sufrir un atasco por el aluvión de pacientes derivados desde la red pública -plan que ha ayudado a reducir la demora media, pero que no ha evitado que haya más enfermos en las bolsas pendientes de una intervención que tienen prescrita-.

Y para rematar, la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública difundía un extenso análisis que determinaba que los servicios sanitarios de Andalucía, Murcia y la Comunitat (junto con Canarias) son, por este orden, los peores de toda España.

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A ello se suma que Sanidad no ha conseguido todavía llegar a un acuerdo para que el Sindicato Médico de la Comunitat desconvoque la huelga prevista -el próximo paro, el 8 de mayo- que viene acompañada de protestas a las puertas de los centros de salud y de la propia sede de la conselleria, imágenes que no convienen en momentos tan cruciales. Los salarios de los facultativos (los MIR de primer año apenas superan los mil euros mensuales) y la sobrecarga asistencial (se ha normalizado ya que los médicos de familia den citas a una o dos semanas vista) tampoco ayudan a que se suavice el conflicto.

No es, por tanto, el mejor escenario posible para el departamento liderado por Miguel Mínguez puesto que, a la postre, son esas sensaciones personales y particulares las que pueden hacer que los votantes metan una u otra papelera en la urna.

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Lejos queda, por ejemplo, que Sanidad pusiera en marcha el año pasado más de 6.000 nuevas plazas estructurales (con mucho, el récord de las últimas décadas) o que este año vaya a incorporar a un millar de profesionales más. Tampoco parece que esté en primer plano la gran cantidad de actuaciones que la conselleria tiene en marcha (la ampliación del Clínico, el complejo Ernest Lluch, el hospital militar...) o que haya alcanzado un acuerdo histórico con todos los sindicatos salvo CESM-SAE para mejorar las condiciones de sus trabajadores. Y ya nadie se acuerda de los ingentes esfuerzos que se llevaron a cabo durante los meses más duros de la pandemia de Covid.

Al final, lo que mueve al paciente-votante indeciso son esos pequeños detalles. Y la cita previa con el médico de familia para dentro de demasiados días, la tardanza en pasar por quirófano o una sala de espera repleta de enfermos puede hacer que opte por una papeleta u otra para decidir el signo político del nuevo Consell.

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