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EFE

Mascarilla, objeto de debate

¿Retirar esta medida de protección en los centros sanitarios? La obligatoriedad desaparecerá más pronto que tarde pese a las bondades de seguir utilizándola

DANIEL GUINDO

Miércoles, 3 de mayo 2023, 00:11

Tragedia. La pandemia de Covid-19 forma parte de un pasado más cercano de lo que parece. Aquellas restricciones y limitaciones impuestas por las ... Administraciones para proteger a la población son un vago recuerdo de la que, posiblemente, sea una de las peores etapas que ha vivido la humanidad en el siglo XXI. Un periodo que, pese a los miles de muertos y de afectados por el colapso sanitario, también ha dejado enseñanzas positivas. De aquellos dramáticos días de PCRs y de esperanza gracias a la vacunación quedan todavía unas pinceladas que se resisten a desaparecer pese a la animadversión, y hasta odio, que han llegado a generar. Las mascarillas que aún se ven en los centros sanitarios como hospitales, farmacias o la clínica del dentista recuerdan que una vez fuimos presos de un diminuto virus que nos arrebató la vida y la libertad; un símbolo que muchos quieren desterrar de una vez por todas y poder así pasar página de aquella tragedia.

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La mascarilla dejó de ser obligatoria en los exteriores, medida que tenía sentido sobre todo porque la gran mayoría de los contagios se producían en espacios cerrados mal ventilados. Posteriormente, desapareció del transporte público con ciertas reticencias. Pero no era viable mantenerla en el autobús, el tren o el avión cuando, por ejemplo, en los pubs probablemente se registraban aglomeraciones similares y en estos locales ya estaba permitido acceder sin esta medida de protección. El siguiente paso es el centro de salud, el hospital, la farmacia y el resto de instalaciones sanitarias. ¿Por qué se mantiene la obligación de portar el tapabocas? ¿Tardará mucho en desaparecer de estos recursos asistenciales?

Debería quedarse. Parece lógico que la mascarilla desaparecerá de consultorios y farmacias más pronto que tarde, pero todavía nadie se atreve a dar el paso definitivo. Hay autonomías que ya han mostrado su predisposición a que deje de ser obligatoria, pero lo dicen con la boca pequeña. ¿Por qué? Seguramente, porque saben que los beneficios que genera son más elevados que las molestias que provoca. Desde el Ministerio de Sanidad señalan que la decisión se tomará cuando lo aconsejen los expertos, idea que respaldan también desde la conselleria liderada por Miguel Mínguez. Pero para gustos colores, porque no todos los expertos (o supuestos) opinan lo mismo.

Un médico de familia que lleva décadas trabajando en un consultorio de la ciudad de Valencia y que por suerte o por desgracia ha visto «de todo», como siempre dice, nunca ha sido demasiado partidario de ver las salas de espera repletas de pacientes. «Vienes con un brazo roto, y te vas con un brazo roto y un resfriado», resumía para los poco duchos en la materia. A lo que se refiere este facultativo, y en ello se asienta la propuesta de mantener las mascarillas en estos espacios, es que también han evitado muchos contagios no sólo de Covid sino de un sinfín de virus que también se transmiten por el aire. Y los centros de salud y los hospitales son los principales focos.

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Las mascarillas no son cómodas, tapan la sonrisa y la expresión de la cara, es fácil olvidarlas en un cajón y si su uso no es el adecuado pueden llegar a ser contraproducentes. Aquellos que quieren que dejen de ser obligatorias apuestan por una utilización voluntaria y recomendada entre las personas vulnerables. «Si no te quieres contagiar, ponte la mascarilla, pero no me obligues a ponérmela a mí» sería el discurso. Válido, pero egoísta. En cualquier caso, hasta después de elecciones no habrá novedades.

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