Comicios. Faltan menos de tres semanas para que los colegios electorales acojan unas reñidas elecciones autonómicas y municipales que dictaminarán quién estará al frente de la Generalitat y los ayuntamientos valencianos durante los próximos cuatro años. Unos comicios que, en el ámbito sanitario, confrontan ... dos modelos con similitudes y diferencias a partes iguales (sería necesario un artículo entero para pormenorizarlas); y que han hecho que cobre una especial relevancia la situación que, sobre todo desde la pandemia, arrastran los centros de salud. Nadie duda de que es imprescindible que la Atención Primaria se someta a una reformulación que le devuelva su esplendor y haga que, de verdad, este primer escalón asistencial cumpla el objetivo que tiene asignado, que no es otro que garantizar la salud de las personas y ser esa primera puerta que cruza el paciente.
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Se ha dicho una y mil veces. La pandemia ha destapado las carencias de la sanidad pública y ha hecho que los esfuerzos de los médicos de familia se centraran en atender a los infectados por Covid, lo que ha derivado a un déficit en la asistencia de esa población cada vez más envejecida y con problemas crónicos. Y ahora se pagan las consecuencias con mayor presión asistencial. La protección que aportaron las mascarillas y la distancia interpersonal evitó que los más pequeños apenas tuvieran conocimiento de dolencias como la bronquiolitis y las gastroenteritis, enfermedades que han registrado importantes picos en el último año y que han contribuido a atascar más si cabe las consultas de los pediatras.
Esta presión asistencial impide a los facultativos dedicar el tiempo que les gustaría a cada paciente y en muchas ocasiones se ven obligados a alargar su jornada laboral. Eso no impide que, puntualmente, las citas con el médico de familia tarden dos semanas o más en llegar, lo que aboca a muchos pacientes a los servicios de Urgencias hospitalarias.
Esta es una de las deficiencias sobre la que se mantiene la huelga y las protestas convocadas por el Sindicato Médico de la Comunitat (CESM-CV) y una de las cuestiones que ahuyentan a los MIR de Atención Primaria. De hecho, Medicina de Familia y Comunitaria ha sido una de las últimas especialidades en completar su oferta de plazas formativas (y eso que la Comunitat es una de las regiones en las que no han quedado vacantes).
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Y a todo ello hay que añadir que en los próximos años se va a registrar un aluvión de jubilaciones de profesionales, lo que agravará la actual carestía de facultativos (las bolsas están vacías, como dirían en la Conselleria de Sanidad), puesto que los médicos especialistas que 'fabrican' entre las universidades y los centros sanitarios no son suficientes para cubrir la demanda.
¿Soluciones? Sería pretencioso plantear medidas para corregir la situación con la cantidad de expertos que tiene a su disposición la Administración, pero parece obvio que uno de los cambios que urge Atención Primaria es lograr que el trabajo en los centros de salud sea lo suficientemente atractivo para que no sólo la vocación impulse a los futuros médicos a escoger esta especialidad. El topaje de agendas, que aún sigue pendiente de implantarse por completo, no es una mala medida si se deja perfectamente claro cómo se atenderá a ese exceso de pacientes. También puede ser positiva la jornada laboral de 35 horas, pero siempre y cuando se desarrolle de lunes a viernes. O medidas que fomenten la formación y aprobar beneficios retributivos. ¿Serán los comicios el punto de inflexión?
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