

Secciones
Servicios
Destacamos
Hoy, treinta de abril, se cumple medio siglo del final de la guerra de Vietnam y de la primera gran derrota de los Estados Unidos. ... A estas horas, hace cincuenta años, el cerco a Saigón, la capital entonces del Sur de la península, se cerraba después de más de una década de enfrentamientos desproporcionados entre el mayor despliegue militar norteamericano, más de medio millón de soldados, y la guerrilla de desarrapados del Vietcong que luchaban desde las selvas por conseguir la reunificación del país, liquidar el Gobierno corrupto de Nguyen Van Thiet e imponer la reunificación del país con el régimen comunista que gobernaba en el Norte bajo la herencia del nacionalista revolucionario de Ho Chi Minh.
El recuerdo de aquella experiencia que costó la vida de más de tres millones de vietnamitas y cincuenta y dos mil norteamericanos, dejó una huella en la sociedad estadounidense que todavía no se ha borrado. Donald Trump, alertado de esta efeméride, hace un par de semanas impartió una orden a los diplomáticos destinados en la zona para que no se sumen en Ningún acto conmemorativo de este descalabro, quizás su decisión más lógica desde que habita en la Casa Blanca en esta segunda etapa de Presidencia. En el Vietnam reunificado se estará celebrando en las mismas calles de Saigón donde los últimos en abandonar la ciudad sufrimos el días más dramático de nuestras vidas.
Personalmente todavía me despierta algunas noches el eco de los disparos y explosiones que se estaban produciendo entre los guerrilleros, que se iban apoderando de todos los centros vitales, y la respuesta desesperada de los marines – últimos restos del medio millón de compatriotas que habían estado luchando -- en un intento armado por sacar a los extranjeros de aquel infierno, unas decenas de diplomáticos, periodistas y espías de la CIA que llegada la alerta de abandonar el país habíamos optado por responder a la evacuación en rojo, bajo la ya tan recordada alarma radiofónica – «En estos momentos, la temperatura en Saigón es de 80 grados y sigue subiendo», seguido por la canción cantada por Bing Crosby Navidades Blancas --. Cuando escuché aquel aviso, que no por más esperado sería más dramático, en la madrugada estaba contemplando las llamas de las explosiones que destruían el aeropuerto civil de Tan Son Nhat,
El caos empezaba a adueñarse de las calles y bajo el tópico «sálvese quien pueda», que empezaba a provocar las ansias de muchos de los tres millones de habitantes deseosos de escapar de aquel futuro más incierto y de otros por aprovechar la confusión para romper escaparates y apoderarse de sus contenidos, por asaltar domicilios, abrir los capots de los coches con barras para robar y asaltar a los escasos viandantes que pululaban perdidos en el desconcierto general. Cincuenta años después, estoy seguro de que nadie que haya vivido aquellas 24 horas, hasta que algunos con más suerte logramos ser evacuados en helicóptero a un barco de la flota de EE UU y hoy dar gracias por poder contarlo, aunque nunca sin estremecernos al recordarlo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Destacados
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.