Feijoo junto al president de la Generalitat, Carlos Mazón,

EDITORIAL | Valencia tiene prioridad

Armengol debería ajustar los horarios del Congreso para que la cumbre del PP europeo pueda celebrarse con normalidad

Valencia

Jueves, 13 de marzo 2025, 11:12

Valencia acogerá finalmente la prevista cumbre del Partido Popular europeo prevista para finales de abril. Hace unos días comenzó a especularse con la posibilidad de trasladar el cónclave a Madrid debido a que la presidenta del Congreso, la socialista Francina Armengol, se negaba a modificar los horarios de las sesiones parlamentarias que tendrán lugar en los días del encuentro, por lo que el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, y otros destacados dirigentes del partido no podrían estar en Valencia.

No obstante, esta circunstancia no evitó que se impusiera la tesis de que el cambio de sede estaba relacionado con la incertidumbre política que se vive en la Comunitat Valenciana por el futuro del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, cuya permanencia en el cargo se ha visto amenazada por su gestión de la dana. Una inestabilidad que habría llevado a reconsiderar la conveniencia de traer a Valencia tan importante cita. Lo cierto es que la dirección de los populares europeos ha ratificado la voluntad de mantener la cumbre como estaba prevista. Con la anunciada presencia de líderes como la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, el nuevo canciller alemán, Friedrich Merz, o el líder de los conservadores europeos, el también alemán Manfred Weber, además de otros mandatarios, altos cargos, asesores, periodistas... Por encima de colores políticos, para Valencia puede representar la posibilidad de mostrarse ante el exterior tras la gran tragedia de la dana.

Un escaparate inmejorable. Porque en todo el viejo continente, el nombre de la ciudad, la marca Valencia, se ha visto asociado a una inundación que ha dejado una secuela de muerte y destrucción. En la hora de la reconstrucción, un evento de estas características puede ser una magnífica oportunidad para ir retomando el pulso, para recuperar la normalidad perdida, para volver a situarse en el mapa no por un desastre sino por un encuentro internacional. Precisamente por eso es imprescindible que la presidenta del Congreso aparque sus diferencias ideológicas -siempre presentes en su mandato al frente de la Cámara baja- y entienda que se trata de una cumbre europea, aunque no sea de su partido. La presencia de estadistas y de la plana mayor de la principal formación de la Eurocámara obliga a dar preferencia a la cita valenciana, ajustando los horarios de las votaciones en el Congreso para no restarle protagonismo.