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Hablemos de la serie de moda: 'Adolescencia' (Adolescence) ha entrado en el top 10 de series más vistas en la historia de Netflix, un ranking ... liderado por la primera temporada de El Juego del Calamar (265 millones de visualizaciones), seguida de Miércoles (temporada 1) y Stranger Things (temporada 4). Las series de éxito en Netflix y otras plataformas a nivel global cuentan historias que atraviesan fronteras, capaces de saltar entre comunidades de usuarios. Evocan normas, símbolos, mitos e imágenes propios de una cultura, que sin embargo resuenan en otras. Es el caso de la serie española La casa de papel; antes séptima, desplazada ahora al octavo puesto.
No es una historia real, aunque lo parece. La serie sitúa la acción en un barrio obrero del Reino Unido. Desde el primer momento, los condicionamientos sociodemográficos de los personajes (especialmente perceptibles en la versión original en inglés), parecen llevarnos a lo local. Sin embargo, el relato ha logrado conectar a nivel global a través de grandes temas humanos: la relación entre padres e hijos, el impacto de las redes sociales, la escuela, los discursos de odio y la propia adolescencia, como bien sugiere el título. La crítica a las instituciones educativas es feroz: en el limbo, incapaces de reconducir actitudes carentes de empatía y luchar contra la violencia en las aulas, ajenas a la realidad de los adolescentes a los que acompañan, con profesores resignados a lo inevitable. Esto, unido al plano-secuencia y las actuaciones de los personajes clave, protagonistas y secundarios, hace que la serie funcione: Adolescencia atrapa, es inmersiva. Todo contribuye en ella a otorgar al relato una gran verosimilitud. Una trampa muy bien diseñada, comenzando por el título.
La serie conmueve y logra convencer, activando la identificación, la empatía y la compasión, aunque de manera selectiva hacia el policía, el padre, el hijo o la psicóloga. ¿Es oportuna? Sí, el caso de Jamie impacta: el cambio tecnológico obliga a prestar más atención que nunca a los hijos. Dicho esto, hay que matizar. Adolescencia no ofrece una visión global y equilibrada, en profundidad, de la sociedad actual, ni del alcance problema. Magnífica creación audiovisual, ha llevado a muchos padres a hacerse preguntas y al Reino Unido a plantear el visionado en las escuelas. Sin embargo, el mensaje es peligroso, porque deja en segundo plano la responsabilidad institucional y política, al poner el foco en el colegio y, sobre todo, en el hogar. Frenar la vulnerabilidad de niños y jóvenes en entornos virtuales requiere más inversión y acción política.
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