El caballero las prefiere rubias

El mismo año, también en marzo, se estrenaba en Estados Unidos Con faldas y a lo loco, con Marilyn Monroe una vez más en el papel de rubia superficial, ideal de la mujer sexualizada de los cincuenta. Ingenua a rabiar. Matrícula de honor, pero solo en el arte de la pesca mayor en altamar: Solo Peces Gordos. Abrazada a una tiara, como Gollum al anillo, en Los caballeros las prefieren rubias. Conspirando sin escrúpulos con Lauren Bacall y Betty Grable en Cómo casarse con un millonario. Correteando por la arena de Palm Beach, estola de visión en ristre; sin éxito esta vez, quizá como reflejo de los nuevos tiempos. Era Daphne/Jack Lemmon, su álter ego - ella y él por horas, mucho antes de la ley Montero-, la que conseguía la vida fácil que a Marilyn se le escapa por la ventana. Nadie es perfecto.

Decía Cifuentes, antes de despeñarse por el desfiladero de la política: «Cuando te reúnes con hombres y te haces la rubia, pero sin bajar la guardia, consigues muchísimo más». ¿Hacerse la tonta en el siglo XXI? Desde la semana pasada tenemos nuevo Consell, presidido por Carlos Mazón. Cuajado de rubias. En Medio Ambiente (Salomé Pradas), en Innovación (Nuria Montes), en Justicia (Elisa Núñez) y en la vicepresidencia segunda (Susana Camarero). Mujeres con trayectoria y experiencia profesional. Por mérito propio, como tantas otras, no importa el color político -ni capilar-. Y, entonces, la sorpresa: el ataque extemporáneo y machista de Papi Robles a María José Catalá a los cuatro días de llegar a la alcaldía. «Es una tía lista, Catalá». De mujer a mujer, por un puñado de votos en las elecciones generales.

En los ayuntamientos, la Generalitat, Les Corts, las diputaciones y la XV Legislatura ellas abren el camino, al igual que sus predecesoras; mujeres que concilian a duras penas. No es Barbie. Eres tú la que inspira a las jóvenes valientes que llegarán algún día a la presidencia a nivel autonómico y nacional.