El suplemento Fallas 2025 de LAS PROVINCIAS es, como todos los años, un éxito asegurado en el quiosco. «No sabes cómo se vende el diario, ... Elvira», me dicen Álex y Charly, que de buena mañana animan a los clientes con el pasodoble 'El Fallero'; que, dicho sea de paso, parece siempre de estreno, aunque vio la luz por primera vez hace casi cien años. Son 210 páginas a todo color, pintadas con mucho cariño, que sirven de presentación de las falleras mayores Berta Peiró García y la pequeña Lucía García Rivera, su corte de honor, la fiesta y sus símbolos. Una preciosidad y muy especial este año. Primero, porque frente a la oscuridad de la tormenta brilla la luz que desprenden las fotografías, firmadas por Iván Arlandis, Jesús Signes e Irene Marsilla. Pero, sobre todo, como testimonio de cómo las fallas, las falleras mayores y su corte de honor han vivido la tragedia y han colaborado en las zonas afectadas por la dana y la resiliencia del sector. Meses de «barro y lágrimas» como apunta la fallera mayor de Valencia.
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El canto a la belleza de la fiesta abre paso, a través de fotos y declaraciones, al recuerdo de la tragedia, la solidaridad y la hermandad entre las comisiones. No son princesas, como claman los turistas: las jóvenes se han empleado a fondo para ayudar en las zonas afectadas. Han sacado barro de las casas en Paiporta, Sedaví, Massanasa o Poblats al Sud y han visitado, con emoción, las comisiones afectadas por la dana. Además de las palabras y emociones de las falleras mayores y la corte de honor, las páginas 96 a 100 'Fuego contra el agua', con imágenes en blanco y negro, constituyen el homenaje a la desolación y la voluntad de levantarse: aquella Senyera rescatada del barro, el golpe a los sederos e indumentaristas y artistas como Pedro Santaeulalia. Una falda destrozada. Quienes a punto de comenzar el reinado perdieron el traje, símbolo de esfuerzo e ilusión. Benetússer, en la página 177, brilla como ejemplo excepcional de la determinación para vivir las fallas como cada año, en la zona cero.
Además de solidarias y comprometidas con la tradición, es preciso destacar, en la semana del 8M, lo bien que encarnan estas falleras el futuro que merecen en un marco de igualdad: capaces, trabajadoras, estudiosas y profesionales. Que, cuando se apague el fuego de la fiesta, seguirán al pie del cañón, contribuyendo al avance de la sociedad en campos tan diversos como la educación, la ciencia, el derecho y el turismo. Con el olor a pólvora en la calle, como apunta la fallera mayor infantil de Valencia, este año la mascletà cumple la misión de aliviar la tristeza.
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