La presión que ejercen las redes es un hecho. Pero, ¿qué tienen de social las redes sociales? Un artículo reciente publicado en 'The Economist' ('The ... end of the social network/El fin de la red social') habla de su decadencia, cuando se cumplen 20 años del nacimiento de Facebook. Hace un par de décadas las audiencias se daban contra el muro tratando de encontrar la forma de interactuar con los medios de comunicación, de interpelar, de interrumpir el discurso; de hacer escuchar su voz. Las cartas al director, el teléfono, el Minitel en Francia y los mensajes SMS fueron abriendo camino. Hoy en día, las tornas han cambiado: las redes sociales han dado el poder a la audiencia y son los productores los que se preguntan cómo pueden interactuar con los usuarios, cómo responder a las fuertes corrientes, a la marea -más bien tsunami- que inunda platós y condiciona campañas políticas y publicitarias. Difíciles de manejar, infiltradas por los trolls y la desinformación, las redes sociales marcan la agenda y forman parte del paisaje.
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Tras su relanzamiento en 2022, Benidorm Fest buscó la fórmula para dar respuesta al nuevo escenario comunicativo: el reparto al 50% del voto entre expertos y audiencia. Por una parte, para mantener activos a los eurofans; por otra, para asegurar la calidad de la representación española en Eurovisión (efecto Chikilicuatre). La elección de Chanel, por comercial, encendió a las redes y puso de manifiesto las tensiones del reparto. Solo con su trabajo y una actuación impecable consiguió revertir el veredicto popular. Avalada por las redes, la nana de Blanca Paloma, calidad vocal y folklore popular, no convenció a los eurofans. Este año, un cambio de última hora en las preferencias del jurado alineó a jueces y audiencia en torno a 'Zorra', un himno reivindicativo del grupo valenciano Nebulosa que defiende a la mujer, pero divide al feminismo; que se corea en la pista y estremece a los amantes de la lírica.
'El fin de la red social' argumenta que los usuarios publican cada vez menos y prefieren los grupos privados; que son los algoritmos, opacos, los que deciden qué mensajes veremos. Que las redes ofrecen pocas noticias contrastadas y cada vez más mensajes extremos. La toxicidad y polarización que empañan -por la guerra entre tribus- la última edición de Operación Triunfo parecen darle la razón. Para poder integrar en las decisiones, de forma equilibrada, las nuevas corrientes de opinión, necesitamos conocer mejor las dinámicas y condicionamientos de las redes y reforzar la regulación efectiva de las plataformas. Nos jugamos mucho más que Eurovisión.
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