El Ejército de Tierra y la UME han trabajado día y noche para restablecer varios puentes destruidos por la DANA en la Comunitat Valenciana. Son ... estructuras temporales, pero muy resistentes: los nuevos puentes de Buñol, Riba-roja, Cheste y Picanya pueden soportar ochenta toneladas. Reconstruir los puentes es primordial para romper el aislamiento social y facilitar el tráfico de mercancías. Qué emoción, la de los vecinos, al cruzar por primera vez el extraño puente de metal; la expectación durante la primera prueba, cuando el autobús, lentamente, cruza los últimos metros.
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La palabra 'puente' se emplea muy a menudo como metáfora de conexión y de unión, porque esa es su función: salvar distancias, metáfora de nuestro anhelo, sobre todo ante la catástrofe. El salto a la otra orilla no es sólo un desplazamiento: cruzar un puente es ampliar el horizonte, abrazar otras culturas, hacer negocios, volver a la comunidad. Caminamos, pedaleamos y conducimos, por trabajo o por ocio, atravesando una infraestructura sinónimo de solidez y confianza. Tan antigua como los tiempos, pero lejos de los primitivos -un tronco de árbol, cañas, cuerdas o piedra-, cargados de incertidumbre: ¿Peligro? ¿Salvación?
Hoy la misión es clara: sustituir en el menor tiempo posible lo que queda de la obra de ingeniería civil por otra estructura capaz de resistir el paso de vehículos pesados. Es trabajo de ingenieros, vital para que las vidas de miles de valencianos, sobre todo los mayores, vuelvan a la normalidad.
Los puentes son noticia en raras ocasiones: porque se quiebran -cuatro en Picanya-, por el abandono, por la belleza del diseño, por la restauración. Pocas veces lo son por hacer su función: por hermanar, como la pasarela peatonal que conecta San Marcelino con La Torre en Valencia, nuevo 'Puente de la Solidaridad'. Quién se lo iba a decir. Sencillos, coronados de dragones y ángeles dorados, de madera y piedra, patrimonio histórico, milagros de la ingeniería, icónicos, modernos. Cruzar un puente es reencontrarse con el pasado. En la reconstrucción, ante todo, se busca la funcionalidad.
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El montaje de los puentes no es juego de niños. De tipo modular, pueden alcanzar más de cuatro metros de ancho de rodaje. En Riba-roja, han sido los hombres y mujeres que integran el Regimiento de Pontoneros y Especialidades de Ingenieros nº 12, con base en Zaragoza, los encargados de unir las dos orillas del río Turia. Con tradición centenaria, el regimiento ha participado en más de mil operaciones militares desde los años 90, también en el extranjero. Que forma parte de la memoria colectiva de Riba-roja.
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