La película 'El Gran Carnaval', una brillante sátira del periodismo firmada por Billy Wilder, deja un mensaje deprimente: la verdad ha muerto. Para desmentir a ... Wilder, que antes que cineasta fue periodista, ha salido a la luz que Errejón, destacado adalid del 'solo sí es sí', era conocido, en su entorno íntimo, por ignorar el consentimiento. Donald Trump, en evidencia tras publicarse unos audios machistas y obscenos en 2016, con la actriz Stormy Daniels y el asalto al Capitolio a las espaldas, ha sabido alinear persona y personaje. Incluso delirando -lean sus últimos tuits- gana apoyos. Pocos pueden permitirse tales actitudes en política. El Íñigo Errejón que se dejaba ver en los pasillos del Congreso, fotografiado cientos de veces en mítines y plazas, el que se reinventó con Carmena y, en Sumar, de la mano de Yolanda Díaz, no existe. A puerta cerrada, el lado más oscuro de Íñigo Errejón esperaba su momento y, diez años después de llegar a la política, se ha liberado. ¿Cuántos otros hay?
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Con denuncia en el juzgado, Sumar y el gobierno del 'Solo sí es sí' han puesto en marcha la maquinaria para parar el golpe. Primero el cordón sanitario: señalar y apartar a la manzana podrida, neutralizar a su círculo. Y dejar que pasen los días, que afloje la crisis. ¿Mensajes? Los justos: hay que evitar la asociación entre Errejón y el partido, la parte y el todo. «No creo en los linchamientos a nadie. No creo que nos haga ser mejor sociedad». ¿En serio? No creo que veamos, Mónica, la cara de Errejón en una camiseta. Las víctimas de las agresiones, ninguneadas, son arropadas ahora de palabra, mientras rumores y denuncias se abren paso.
Yolanda Díaz ha despachado el tema en 'X' (antes Twitter) con dos tuits escondidos entre una nube de fotografías idílicas: en Colombia, Yolanda con Petro, Petro con Yolanda, Petro y Yolanda. Distancia y perfil bajo. El jueves 24, previo a las grandes portadas del viernes, la noticia y refuerzo positivo: «Hoy deja todos sus cargos. Nuestro compromiso contra el machismo y por una sociedad feminista es firme y sin excepciones». Nada de autocrítica o explicaciones. El sábado, balones fuera: «Su cuenta -la de Cristina Fallarás- es un espacio seguro para muchas mujeres y debería haber muchos más». Por supuesto. Pero lo primero es cortar de raíz -sobre todo en el partido- los comportamientos que motivan las denuncias y cerrar la puerta a la duda. En 2022, las parlamentarias británicas denunciaron sexismo institucionalizado en el Parlamento. ¿Es acaso endémico? Para mantener la credibilidad, Sumar y el gobierno deben enfrentarse a sus contradicciones.
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