La exministra francesa Ségolène Royal ha desatado una tormenta tras su ataque hacia los tomates bio españoles: «¿Los has probado? Son incomestibles». Con una importante ... carrera en el seno del partido socialista francés, responsable en su día de la cartera de Ecología y candidata presidencial en 2007, la exministra arremetió en la televisión francesa contra los productos agrícolas españoles por saltarse la normativa y producirse a bajo precio, haciendo la competencia desleal a los productos autóctonos. Se apuntaba así al carro de críticas creciente al campo español en el país vecino, tras dos semanas de protestas serias de los agricultores franceses.
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No es la primera vez que Ségolène da la nota. En los inicios de la guerra en Ucrania cuestionó la veracidad del bombardeo ruso al hospital materno de Mariúpol. Después se retractó, pero sus declaraciones se habían emitido ya en la televisión rusa. Obviamente, la tormenta no se produce a causa de una ensalada mal aliñada. La política, ahora proMélenchon, simplemente trataba de ganar puntos y popularidad, tras intentar encabezar sin opciones una lista de coalición de la izquierda para las europeas. Oportunismo, demagogia e irresponsabilidad. Los ciudadanos, a veces con razón, atribuyen a los políticos ser una de las mayores fuentes de desinformación; porque su normativa será más estricta, pero nuestros productos cumplen con los requisitos de la Unión Europea.
Se respondió rápido, con idéntico mensaje. Cuca Gamarra, desde la oposición: «Esta señora no ha comido un tomate español en su vida». Sánchez, más diplomático: «Creo que la señora Royal no ha tenido la fortuna de probar el tomate español». La señora Royal, eso sí, ha conseguido poner de acuerdo al gobierno y a la oposición. En el ámbito internacional contamos con un arma secreta: la popularidad de la Tomatina, a la que todos los años se rinde el diario The New York Times. Político, ocupado en otros temas, recordó en la edición de Bruselas la cita anual en Buñol, posicionándose a nuestro favor.
Hoy en día sobra la polémica, porque se imponen estándares comunes en la Unión Europea. Tampoco es de recibo agitar el odio en un contexto de violencia fronteriza, que se repite: en los años ochenta y noventa se destrozaron decenas de miles de kilos de fresas en la frontera con Francia, acusadas de venderse a bajo precio y calidad. Tras destrozar la imagen de nuestros productos, se lleva la exministra Royal una invitación para visitar el país y tomates cortesía de Los Palacios. Nada de Tomatinas, esperemos, ni tomates de El Perelló. Difamar a lo grande sale muy barato.
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