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Malas noticias, el vuelo lleva retraso. Volamos a Valencia, Lisboa, Oporto y Barcelona desde Liubliana, destino del turismo español de ocio y, en nuestro caso, ... de congreso; un sector de peso, el turismo de negocios, que puede alcanzar este año en España 15.000 millones de euros en ingresos. Valencia y Málaga compiten con Madrid y Barcelona y se abren paso con fuerza como destino de moda. También a nivel internacional. No hay competidor pequeño: Lyon, Hyderabad, Eugene, Christchurch, Lugano, París, Estambul.
Los académicos se concentran cuando llegan al punto de destino. Son cuidadosos con el entorno e invierten poco tiempo en ocio, pero de calidad: el deseo genuino de entrar en contacto con la cultura local lucha contra las horas, contadas. El perfil socio-demográfico, cultural y económico es muy variado, marcado por el país de origen y la trayectoria académica y vital de cada uno. Solo o en familia. En un par de horas, Elvira, da tiempo para ver al castillo - pero sin entrar-, el puente de los dragones y la catedral. A las orillas del río, por la noche, las terrazas rebosan: no cabe un alfiler. La ciudad, enclavada en Yugoslavia hasta 1991, es ideal para una escapada. Parece que perdemos la conexión. ¿Tendremos que dormir en Zúrich?
Las infraestructuras son la clave del éxito de Valencia. El congresista no pide mucho. Buena conexión del aeropuerto con la ciudad y una bienvenida razonable -plano de la ciudad, bolígrafo y cuaderno, una gorra o abanico en verano-. Una ciudad segura y limpia, amabilidad en el sector servicios, descuento en museos y transporte metropolitano. Sesiones bien planificadas y discusión profunda, de calidad. Almuerzo sin estridencias, abundante, bien cocinado, colas razonables y un bono, el martes, para descubrir la restauración local. En el hotel y en el aeropuerto: mesa, wifi, enchufes y buena iluminación; es un viaje de trabajo. Los que sobreviven a veinte presentaciones en inglés buscan por la noche una buena recomendación: sabor local a precio razonable. Para cerrar, una experiencia inolvidable: paella y paseo en barca, cóctel en el Museo de Historia de Lyon o en Les Arts, el abrazo de un koala en Currumbin, (que hace el agosto en junio), recepción en el club de la prensa en Washington. En las grandes citas académicas, los asistentes no bajan de 1.200 y un fallo de organización puede dañar gravemente la imagen de la ciudad (sesiones plenarias y de trabajo en edificios sin aire acondicionado en plena ola de calor). Entre mil y cinco mil personas. Un buen contacto, un amigo, un visitante fiel, un prescriptor. Y hoy dormimos en casa.
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