Me he llevado una alegría al saber que Millán Berzosa, destacado ejecutivo y consejero en el ámbito de la tecnología, participará a finales de octubre ... en Startup Valencia, en la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Millán, un clásico de las Jornadas de Periodismo Digital, que celebramos siempre en el Palacio de Colomina, acaba de participar en el foro DES (Digital Enterprise Show), un encuentro que ha reunido a 20.000 expertos y ejecutivos en Málaga. Y no es de extrañar: esta dinámica ciudad del sur se ha posicionado muy bien como una combinación de modernidad, arte, turismo e innovación.
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Valencia y los valencianos buscamos también un espacio para ubicarnos como centro de referencia en el terreno del emprendimiento y la innovación. Ni Silicon Valley, ni porque esté de moda: es necesario en un contexto de fuertes cambios tecnológicos, económicos y sociales. El cambio climático, el covid y la expansión rápida de la inteligencia artificial -la inteligencia exponencial- lo hacen todavía más evidente. Tener credibilidad y visibilidad como hub de innovación y emprendimiento requiere fuerte inversión y recursos: una combinación de iniciativa privada y pública que ya está en marcha a nivel local, en la que hay que incidir más. Tenemos a favor el sistema universitario valenciano, un actor estratégico en la Comunitat que avanza en los rankings a nivel internacional. Pero hay muchos otros factores. Liderar la transformación es un desafío.
Millán Berzosa ha trabajado en el ámbito de las tecnologías y la comunicación para la empresa Meta, de Zuckerberg, y para Google. Siempre a la última, presentó en el foro DES interesantes claves para el liderazgo: la tecnología (el futuro cuántico, la inteligencia artificial y la computación espacial, entre otras), las personas (la retención del talento, la lealtad del consumidor y la diversidad), la sostenibilidad en los negocios, los riesgos geopolíticos y, por supuesto, la ética y la buena gobernanza.
Las personas son, desde mi punto de vista, una de las claves más importantes en los procesos de innovación. La Unión Europea, por ejemplo, pone énfasis en que los ciudadanos disfruten de los beneficios de la IA sintiéndose seguros y protegidos. Es decir, hablamos de una innovación centrada en el ser humano, una innovación fiable: que tenga en cuenta su autonomía, que sea justa, que busque el bien y evite el daño. En una palabra: honesta. Que involucre a las personas a lo largo del proceso para afrontar los riesgos con eficacia, como apunta Fischhoff. La innovación centrada en la persona puede ser nuestro valor diferencial de liderazgo.
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