Viaje a ninguna parte

Tienen nombre y apellidos, un rostro, una historia. Aunque no lo saben, están destinados a ser parte de la leyenda y de la memoria colectiva. Acomodados en las tripas del pequeño sumergible, buscan, en el fondo del mar, una experiencia nueva, extrema. La nave se maneja con un mando de videojuegos. Todos bromean y el chico se tranquiliza. ¿Te alegras ahora de haber venido, verdad, hijo? Comienza la inmersión. Contienen la respiración, hermanados, conscientes de vivir un momento único, casi mágico, con el resto de tripulantes.

Amontonados en la superficie del barco pesquero que cubre la peligrosa ruta que une Libia con Italia, setecientas almas cruzan el Mediterráneo en busca de una buena vida. Cansados de vivir al límite, aspiran a levantarse, comer y dormir sin sobresaltos. Apenas queda espacio libre. En la bodega, los niños duermen, acurrucados, en el suelo. Decenas de niños.

Frente a Terranova, se pierde la señal del submarino. La historia del 'Titanic' se repite. También en la superficie. Porque, una vez más, frente a la costa griega, la desesperación cunde entre los pasajeros tras el vuelco de la nave. Ni protocolo, ni salvavidas. Los niños, en la bodega, no tienen opciones. Un villano. Un engaño. Una transgresión. Se inicia la operación de rescate. El coro, mudo ante la tragedia de los inmigrantes, entona cantos de horror, movido por la fascinación morbosa, a lo largo de las 70 horas que dura la búsqueda, fallida, del sumergible. Si todas las vidas son preciosas, ¿por qué las de unos parece que nos importan tanto y las de otros tan poco?

La imagen del pequeño Aylán, tendido en la playa, consiguió hace unos años despertar las conciencias y romper el muro de la indiferencia ante el drama migratorio. Era el personaje que faltaba para dar cuerpo al relato de la migración (Anatomía de una serie, 2023). El drama del 'Titan' atrapa. Fácil de consumir, tiene hechuras de película y estructura de miniserie. Los cinco son uno: es la historia de Ícaro, que se atrevió a volar tan cerca del sol que perdió las alas. Los que se indignan por la atención desigual que ha recibido la vida y muerte de estos dos grupos humanos equivocan el foco y la naturaleza de la atención.