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Además del rostro, espejo del alma, tiene el corazón de hormigón. Su historial y declaraciones le retratan como un ser sin escrúpulos. Es José Antonio ... Urrutikoetxea Bengoetxea, alias Josu Ternera. Y, sin embargo, releo varias veces las palabras de Évole, porque no doy crédito. Según Évole, Ternera le concedió la entrevista para borrar la imagen «tan deshumanizada» que ha dado de él la prensa española. Sí, leen bien.
Hubiera hecho falta un apagón informativo o una prensa secuestrada para proyectar una imagen falsa, de humanidad, vinculada a Ternera. Pero a quien desprecia y destruye con sus actos los derechos humanos le importa seguro un bledo el artículo 20 de la Constitución española, el que asegura el derecho a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. Desde que apareció por primera vez con nombre y fotografía en la prensa, en enero de 1972, los medios de comunicación han narrado, fielmente, su actividad -terrorista y delictiva-. Son los hechos -de los que no se arrepiente- negro sobre blanco.
Para conocer a Josu de verdad, descartada la apología fallida en Netflix, hay que ir al libro 'Josu Ternera, una vida en ETA', del periodista Florencio Domínguez, director del Museo Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo. La primera vez en prensa fueron cuatro líneas de texto, tras imputarle la policía pertenencia a banda armada. Tan fielmente se vio reflejado que huyó, desafortunadamente con éxito; llevaba ya tres años en ETA. Su nombre apareció, años después, vinculado a seis niños pequeños, un adolescente de 17 años, dos mujeres embarazadas y tres adultos. Todos ellos víctimas del atentado de la Casa Cuartel de Zaragoza en 1987. Hasta veinte personas del Área Política de ETA dependían de Ternera en los 80. En una fotografía, sus hijos le entregan, sonrientes, el anagrama de ETA. De risas con Otegi, mano a mano, en otra, en los escaños del Parlamento vasco. Apagó con mano de hierro la crisis interna que se desató tras el atentado de Hipercor. Lideró la estrategia del atentado con coches-bomba, indiscriminado por el alcance, causante del 68% de los asesinatos de ETA. Cómo no conmoverse, romperse. Pero a él lo que le emociona es limpiar hortalizas.
El triángulo lo completa Netflix, que pone su red de distribución al servicio de la causa. La plataforma, que empezó como videoclub hace 25 años, celebra sus bodas de plata con el objetivo renovado de entretener y emocionar ¿a las víctimas? Tiene tiempo, hasta el 15 de diciembre -fecha prevista del estreno-, para eliminar la entrevista de su catálogo. Nadie la echará de menos.
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