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A la inmensa barbarie de sus actos añadía aún la atrocidad de sus palabras. Decía que ningún rasgo de su naturaleza ponderaba más que su ' ... desvergüenza', para usar la misma palabra que él utilizaba. A una amonestación de su abuela, contestó: 'Recuerda que todo me está permitido y con todas las personas'». Esto lo escribe el historiador romano Suetonio sobre Calígula, el emperador romano conocido por su gobierno tiránico del 37 al 41 dC. Calígula despreciaba al Senado y disfrutaba humillando a sus miembros. En una ocasión nombró a su caballo, Incitatus, como cónsul, demostrando su desprecio a la democracia, la inteligencia, la concordia y el sentido común. Ahora le habría nombrado, no sé, ministro de Fomento (ministro de puentes, entre otras cosas).

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Calígula comenzó a proclamarse dios y exigió ser tratado como tal: ordenó colocar su propia estatua en los templos y que se le adorara como a un dios viviente. Ahora le harían manifestaciones en la sede de su partido para aclamarle y adorarle con sus ministros mezclados con el 'pueblo' al son de los timbales, como si fueran una secta. Manifestaciones como las de los regímenes autoritarios, manifestaciones que no son sino un aviso a los opositores y críticos con el sanchismo. Quieren intimidar al que no adora a Sánchez. Aunque más pronto que tarde nadie reconocerá haber sido 'colaboracionista' del sanchismo.

Para financiar su lujoso estilo de vida, Calígula llevó a cabo confiscaciones de propiedades de muchos ciudadanos para su ritmo de vida. ¿Cómo exprime Sánchez a los españoles? ¿Cuál es la su política fiscal? Si al menos tuviéramos una sanidad que funcionase y unos servicios públicos en condiciones, pero ¿cómo malgasta el dinero de todos?

Calígula fue un gobernante desequilibrado y tiránico que despreciaba a los demás. Sus relaciones personales fueron destructivas. Esto no necesita ni comparación. Por no hablar de que se saltaba los tribunales de justicia. Él era la justicia. Si algo molesta a Sánchez es el poder judicial, base de la democracia y del estado de derecho. Quiere liquidar los controles de una sociedad democrática. Lo dijo ayer, hay que hacer una «limpieza». Una limpieza de periodistas, de jueces y de los que no opinan como él. Sin escrúpulos, sin límites, sin principios.

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Como Calígula, Sánchez piensa que «todo le está permitido y con todas las personas». El texto del historiador romano Suetonio termina diciendo: «A menudo Calígula repetía: 'Que me odien mientras me teman'». Esto encierra una filosofía de liderazgo basada en el miedo como herramienta para mantenerse en el poder a toda costa. Recordaba esta expresión a propósito de Pedro Sánchez y su forma de hacer política. «Que me odien mientas me teman». El liderazgo se puede ejercer de muchas formas. El de Sánchez se basa en el abuso de poder y no en la concordia o la admiración. Le damos igual las personas. Le da igual todo. El poder, solo quiere el poder. Solo quiere que le temamos.

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