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Es necesario que los gobernantes sean lo más amables entre sí y con aquellos que estén a su cuidado». Esto escribe Platón en su obra ' ... República' sobre el gobierno ideal: el liderazgo no es solo cuestión de fuerza, sino también de amabilidad y justicia.
Sin embargo, no ya en la política actual, sino en general en la vida cotidiana, la amabilidad se ha convertido en un valor en extinción, sustituida por la soberbia, la falta de educación y el desprecio al otro, no digamos ya al adversario. En un mundo cada vez más polarizado, la amabilidad no debería ser vista como una debilidad, sino como la verdadera prueba de fortaleza.
Pocas situaciones reflejan mejor esta degradación que el trato humillante, chulesco y maleducado que han dado Donald Trump y su vicepresidente James D. Vance a Volodímir Zelensky, en el encuentro del pasado viernes en la Casa Blanca . Como si la humillación fuera un símbolo de poder, Vance se sumó a la burla con el tono macarra y chulesco que le caracteriza, sin un ápice de respeto por un líder que está defendiendo a su país de la invasión del dictador genocida Putin.
Si algo ha demostrado Zelensky es que la dignidad no depende del poder, sino de la actitud. Frente a los insultos y las descalificaciones, sigue demostrando que la verdadera respetabilidad está en liderar con valentía y respeto.
En 'Ética a Nicómaco', Aristóteles habla del equilibrio entre ser demasiado complaciente y ser brutalmente desagradable. La amabilidad, lejos de ser una muestra de fragilidad, es una prueba de inteligencia emocional y liderazgo auténtico. Esto lo vemos en el día a día: un gesto de respeto puede cambiar por completo una situación. La historia no ensalza a los más soberbios, sino a los que supieron equilibrar el poder con la humanidad.
El problema no es solo Trump y Vance. Es el silencio cómplice de sus seguidores, como Santiago Abascal. Porque hay silencios que gritan, y el suyo dice mucho.
La mala educación, la soberbia, la brutalidad en política puede generar titulares, pero solo la amabilidad construye liderazgos. Trump y Vance han intentado maltratar y menospreciar a Zelensky, sin entender que la historia recordará no a quién más humilló, sino a quién tuvo la dignidad de mantenerse firme sin perder el respeto. España y los países de Europa tenemos que estar ahora a la altura del desafío histórico que se nos plantea, entre otras cosas más gasto en defensa. Además de dar abrazos, a ver qué hace Sánchez.
Y, más allá de la política, cada uno de nosotros puede replicar a los Trump y Vance de turno en el día a día. ¿Cómo? No siendo como ellos. Reivindicando la fortaleza de la amabilidad.
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