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¡En qué momento vio Zeus a Ganimedes! Ganimedes era un hermoso joven troyano, que estaba junto a sus amigos en el monte Ida pastoreando ... un rebaño de ovejas. Zeus lo vio, se enamoró al instante de él y, transformándose en águila se lo llevó al monte Olimpo, donde habitan los dioses. Allí lo hizo su amante y era el que servía a los dioses el néctar, su bebida, por eso se le conoce como el copero de los dioses, ante los celos de Hera, la mujer de Zeus (de ahí le venía a Hera su odio hacia los troyanos, pero esa otra historia). Ganimedes, el eterno adolescente al servicio de Zeus.
Recuerdo este mito a propósito de la aprobación de la conocida como Ley Trans en nuestro país, que permite el cambio de sexo desde los 16 años sin permiso de los padres o de juez alguno. (Entre los 14 y los 16 años se exige el permiso de los padres, y en caso de estar en desacuerdo con ellos será un juez el que decida. Se autoriza el cambio de sexo desde los 12 años, pero al menos en este caso se requerirá la autorización de un juez).
Por supuesto que cada uno puede elegir libremente la manera de vivir su vida, su afectividad y su sexualidad, como canta Alaska, ¿a quién le importa?, pero cuando se trata de algo trascendente como el cambio de sexo, cuando hay una intervención quirúrgica irreversible, esto exige una madurez. La misma madurez que se exige para votar en unas elecciones o para sacarse el carné de conducir o para consumir alcohol. Ya podrán tomar la decisión de cambiar de sexo cuando sean adultos, nadie se lo va a impedir. Las principales sociedades médicas y de salud mental han estallado contra este disparate de la Ley Trans porque, señalan, «hay muchos adolescentes con trastornos que buscan en lo trans una solución mágica».
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La etimología de las palabras nos da el sentido verdadero de las mismas. «Adolescencia» viene del verbo latino «adolesco», que significa «crecer, desarrollarse». Es decir, «adolescente» es «quien está creciendo, quien se está desarrollando», es decir, quien no ha completado su crecimiento todavía. «Adulto» significa en cambio, literalmente, «que ha crecido».
Ser adulto es ser consciente de que se puede tomar una decisión que puede ser irremediable. Es decir, la edad de una persona condiciona su capacidad para tomar decisiones. La ley Trans traslada a alguien que tiene 16 años, que está en plena adolescencia, que no ha completado su desarrollo, que no es un adulto todavía, traslada la enorme responsabilidad de tomar una decisión de una trascendencia extraordinaria, de carácter irreversible, como es una intervención quirúrgica para cambiarse de sexo.
La ley Trans supone arrebatar a los jóvenes la adolescencia, anularla. Sí, de la misma manera que Zeus secuestró eternamente la adolescencia de Ganimedes, esta Ley Trans es el secuestro de la adolescencia.
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