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Del mismo modo que en las competiciones deportivas, muchos vencieron agotando con su resistencia los puños de quienes los golpeaban, el verdadero estoico gracias a ... un entrenamiento prolongado y constante, logra un vigor capaz de resistir y fatigar toda fuerza hostil».
Esto escribe Séneca en su obrita (40 páginas) 'Sobre la serenidad del verdadero estoico', en latín 'De constantia sapientis'. Utiliza una metáfora deportiva -¡compara la vida a un combate de boxeo!- para ilustrar cómo el estoico debe entrenar su mente y espíritu de manera similar a como un atleta entre su cuerpo. En las competiciones deportivas, los atletas no solo ganan por su fuerza o habilidad inmediata, sino por su capacidad para resistir y aguantar el agotamiento, superando así a sus oponentes. De la misma manera, el verdadero estoico debe someterse a un entrenamiento mental y emocional prolongado y constante para desarrollar un vigor interior que le permita resistir y superar las adversidades de la vida. La serenidad, un estado de tranquilidad y paz interior, ha sido un tema central en la filosofía estoica, especialmente en las obras de Séneca.
Séneca define la serenidad como la capacidad de mantenerse inalterable e imperturbable ante cualquier circunstancia externa. Esta serenidad no significa una ausencia de problemas, sino una fortaleza interior que permite afrontar las adversidades sin ser afectado profundamente por ellas. Para el escritor hispanorromano (era de Córdoba) del siglo I dC, es una manifestación de la virtud estoica que implica independencia emocional y estabilidad mental, y es fundamental para alcanzar el bienestar emocional.
Séneca argumenta que la serenidad se alcanza mediante la disciplina mental y la corrección de las percepciones erróneas. El propio Séneca en otra de sus obras dice que hay que hacer ejercicio para tener equilibrio mental -ya escribió Juvenal, «mens sana in corpore sano»-. Pero no solo hay que hacer ejercicio físico, hay que hacer también ejercicio mental para alcanzar la serenidad, la templanza, y así mejorar nuestra calidad de vida y nuestro bienestar emocional.
De la misma forma que hay que hacer ejercicio físico, hay también que practicar regularmente la meditación, leer a los estoicos y enfrentar los desafíos con serenidad para tener una mente resiliente que no se quiebre ante las circunstancias externas o el sanchismo. El estoicismo no es resignación, sino serenidad. En estos tiempos acelerados y de incertidumbre necesitamos más que nunca las lecciones de Séneca.
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