El parto de los montes

Durante el reciente congreso del PSOE, entre aplausos de encargo y discursos de búnker, con su gobierno asediado por los escándalos de corrupción, la única medida anunciada por Pedro Sánchez fue la de la creación de una empresa pública de vivienda. El país está patas arriba por el precio del alquiler, los jóvenes sueñan con un hogar que no implique hipotecarse hasta la jubilación, no hay oferta de pisos, y Sánchez nos ofrece... un nuevo organismo público. Que tiemblen los montes.

La metáfora de Horacio, «el parto de los montes», habla precisamente de estas situaciones: grandes preparativos, discursos solemnes, expectativas infladas... y, al final, el ratón. En este caso, el «ratón» es un anuncio que suena más a «ridículo» que a respuesta concreta a un problema que afecta a miles de familias, especialmente a los jóvenes. Porque, ¿cuánto tiempo necesita esta nueva empresa para ponerse en marcha? ¿Cuántas viviendas promoverá en los próximos meses? ¿Qué impacto real tendrá en el corto plazo?

El problema de la vivienda no es precisamente nuevo. Es uno de los grandes retos de nuestro país, donde alquilar una vivienda en las ciudades principales roza lo imposible, y comprar es, para muchos, un sueño inalcanzable. Para los jóvenes, emanciparse no es ya cuestión de querer, sino de pura ciencia ficción. Pero claro, Sánchez parece más preocupado por capear el temporal de escándalos que rodea a su gobierno y por satisfacer a los bilduetarras e independentistas para seguir en la Moncloa que por abordar de verdad los problemas reales de la gente. Lleva ya gobernando seis largos años y la solución es... crear otro chiringuito.

Por no hablar de que ya hemos perdido la cuenta de los múltiples anuncios del Gobierno de Sánchez relacionados con la construcción de viviendas públicas para alquiler social. Desde 2021, el número de viviendas «prometidas» ha pasado de 20.000 a las 184.000 «prometidas» en el marco del «Plan Estatal para el Acceso a la Vivienda 2022-2025». ¿Qué son pocas 20.000? ¡Pues pon 184.000! Sin embargo, no hay datos sobre cuántas de esas viviendas se están construyendo, están construidas o entregadas a los ciudadanos. ¿Dónde está la transparencia del gobierno?

Así, el «parto de los montes» de Horacio encuentra eco en este episodio contemporáneo. Promesas para problemas sociales se desinflan en medidas meramente efectistas. Horacio parece que nos estuviera avisando sobre personajes como Sánchez: cuando los montes rugen, el resultado debe ser acorde con las expectativas. En caso contrario, solo queda el ratón y, tras él, la decepción. Y el engaño. Uno más.