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¿Tú que sabes hacer?», preguntó Monipodio. «Yo estafar», contestó Rinconete. «¿Y tú?», se volvió mirando a Cortadillo. «¿Yo? ¡Robar!». replicó éste.
Y Monipodio los ... fichó para su cofradía de ladrones, rufianes, maleantes y otros personajes del hampa en la Sevilla del XVII, centro neurálgico de la España de la época. Los dos jóvenes ladrones dan título, 'Rinconete y Cortadillo' a una de las doce novelas cortas que Cervantes publicó en 1613 con el título de 'Novelas ejemplares', esa joya de la literatura española. En la obra ofrece una sátira de la corrupción y pone de manifiesto la complicidad entre los delincuentes y ciertos sectores de la sociedad.
Recuerdo a Monipodio a propósito de Ábalos -quien fuera mano derecha de Sánchez en el PSOE y en el Gobierno ministro de Transportes-, y su asesor y 'hombre para todo', Koldo García, 'presunto' cabecilla de la trama delictiva diseñada para enriquecerse con la venta de mascarillas fake, claramente inservibles, y a precios desorbitantes, a ministerios y comunidades socialistas. Las dimensiones de lo que sabemos hasta ahora son espeluznantes, ¡y lo que queda por descubrir!
Koldo García, recomendado y avalado políticamente por Santos Cerdán -secretario de organización del PSOE, mano derecha de Sánchez y negociador de la amnistía con Puigdemont-pasó de portero de puticlub a consejero de Renfe y hombre de confianza del entonces ministro Ábalos. Bienvenidos al sanchismo.
Las informaciones que van apareciendo son de una gravedad extraordinaria: la estafa alcanza a muchos millones de euros, afectan a altos cargos socialistas, entre otros al ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, y tienen cada vez tienen más cercada a la presidente del Congreso, Francina Armengol, que pagó en tiempo récord casi 4 millones de euros por las mascarillas a pesar del informe que alertaba de que eran falsas.
Pero, siendo todo esto tremendo, más alarmante es la filtración que recibieron el asesor de Ábalos y su red de que les estaba investigando la justicia. Gracias a ese chivatazo, los miembros de la trama dejaron caer, para despistar, nombres a los que ahora se agarran de su desesperación los portavoces de la sanchisfera.
La casa de Monipodio de la novela de Cervantes, un equivalente al jefe de la mafia de ahora, se conoce, a partir del patio interior de la casa, como el patio de Monipodio. El patio funcionaba como lugar de encuentro, planificación de delitos y reparto de botines. De ahí viene la expresión «el patio de Monipodio».
Ya hace veinticinco años, que se dice pronto, Julio Anguita en 1999 proclamó -literalmente-: «Es como si España hubiera sobrepasado ya cualquier capacidad de sorpresa. Se tira del lino y se llega al mismo sitio. A ese patio de Monipodio donde están los rostros de la corrupción».
Sánchez ha hecho que hayamos sobrepasado también cualquier capacidad de sorpresa. Ahora solo nos falta por saber cuántos y quienes son los rostros de la corrupción que se unen en el patio de Monipodio del sanchismo.
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