Está forrado, no te imaginas la pasta que tiene, nada en la ambulancia», me decía aquel conocido mientras tomábamos el café. A duras penas pude ... beberlo, mientras contenía la risa. «¿Tanto dinero tiene?» insistí yo, a ver si persistía en su expresión errónea o había sido un lapsus: «Sí, sí, nada en la ambulancia». Lo de «nada en abundancia» se había transformado en «nada en la ambulancia». Me pareció genial y desde entonces, recopilo -con un amigo- este tipo de usos de una palabra o expresión por otra (que se llaman 'malapropismos').
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Se hizo muy famoso el «ostentóreo» que utilizó ese pintoresco personaje del fútbol, de la tele y de la política española, Jesús Gil, en lugar de «estentóreo». «Estentóreo», un sonido fuerte y retumbante, viene de Esténtor, un personaje de la 'Ilíada' de Homero, «que tenía voz de bronce y gritaba tan fuerte como cincuenta». Mezcla de «estentóreo» y «ostentoso» que es algo llamativo por su apariencia aparatosa o lujosa, Gil, en su ignorancia, creó «ostentóreo» que es realmente expresivo y casi un neologismo.
Recordaba «ostentóreo», «nadar en la ambulancia» y tantos otros usos equívocos de este tipo, a propósito de la rueda de prensa de la semana pasada del portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, Patxi López, contestando a las preguntas sobre el 'Caso Mediador', caso de corrupción protagonizado por el llamado Tito Berni siendo diputado socialista. Un periodista preguntó a un tenso y nerviosísimo López si alguno de los diputados socialistas que acompañaron a Tito Berni a esas cenas habían confesado «de motu proprio» haberlo hecho. El portavoz socialista, desencajado, contestó «de lo que conocemos por motu propio». En latín la expresión es sin «de» y sin «por», es «motu proprio» (significa «por iniciativa propia), con dos erres en «proprio», realmente difícil de pronunciar, por eso en español «proprio» da «propio».
Se ha hecho casi proverbial lo de «ni pixi ni dixi» de la exvicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo. Un senador terminaba su intervención citando unas palabras de la entonces Ministra ¡de Cultura!, diciendo «Calvo dixit», es decir «Carmen Calvo dijo», a partir de una expresión latina «ille/ illa dixit» («él lo dijo/ ella lo dijo») que quiere dejar claro que las palabras citadas las ha pronunciado la persona en cuestión, como argumento de autoridad. A esto, la Ministra contestó «ni dixi ni pixi», pensando que el senador se refería a los ratones de los dibujos animados, Pixie y Dixie, demostrando que ignoraba la expresión latina (y eso que es catedrática de Derecho, uno de los grandes inventos de los romanos).
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A medida que se van conociendo más datos de este caso de corrupción, sórdido y cutre, mezclado con consumo de drogas y prostitución en grupo, no es de extrañar que más de uno -y de una- estén que no les llega la camisa al cuello, entre la espada y la pared o, mejor dicho, -Pixie dixit- «entre la espalda y la pared».
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