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Quiero que vaya a la sala contigua, donde acaba de comenzar el juicio de un caso de divorcio, quiero que traiga al jurado aquí y ... quiero que se lleve este jurado a esa sala».
Esta es la orden que le da al policía el juez que preside el juicio contra Al Capone en la memorable película 'Los intocables de Eliot Ness'. Capone (Robert de Niro) tenía comprados también al jurado y al juez, pero una jugada maestra del agente Ness (Kevin Costner) hace que el juez no tenga otra opción que cambiar al jurado por otro para salvar su cabeza. Ahí acabó la impunidad del mafioso.
Recuerdo esta escena a propósito de la actitud de los integrantes de los organismos españoles que han intervenido (más bien, que no han intervenido) en el escándalo mundial de Rubiales.
Después de la actitud machista, chulesca y lamentable de Rubiales en la final del campeonato del mundo de fútbol femenino, este tipo ha sido apartado de su privilegiado puesto de Presidente de la Federación Española de Fútbol pero no porque le haya cesado la propia Junta de la Federación, ¡qué va!, ¡pero si aplaudían como locos!
Luis Rubiales no va a seguir ganando 900.000 € al año (y con muchos privilegios) no porque el Tribunal Administrativo del Deporte, cuyos miembros están nombrados por el Gobierno de Sánchez, le haya apartado del puesto, ¡qué va! ¡pero si les ha parecido que la infracción no era «muy grave»!
Rubiales no va a poder tocarse como presidente los genitales en un palco delante de todo el mundo ni volver a besar a una jugadora de fútbol contra su voluntad porque un organismo internacional, la FIFA, lo ha apartado de sus funciones. Han tenido que venir de fuera de España a cesar a este tipo. Ha tenido que venir, como en la película de Brian de Palma, otro jurado.
Las tropelías y abusos cometidos con absoluta impunidad por Rubiales durante su mandato ya ponían de manifiesto su calaña, pero hasta ahora, el Gobierno de Sánchez lo había «mimado». No lo digo yo, lo escribía Alfredo Relaño el pasado domingo en 'El País': «El Gobierno (de Sánchez) se ponía de perfil ante sucesivas denuncias contra Rubiales» en un artículo titulado –ojo al título– 'El Gobierno mimó a Rubiales por frenar a Tebas'.
El sanchismo ha utilizado este escándalo, que tanto ha dañado la imagen de España, para hacer muchos aspavientos y así blanquearse después de la ley «suelta violadores y pederastas» (conocida cuando la votaron como la ley del «solo sí es sí»), pero a los miembros del TAD los designó un cargo nombrado por el Gobierno de Sánchez (a través del Consejo Superior de Deportes).
Han tenido que venir de fuera de España para que Rubiales no tenga impunidad. Si fuera por el Tribunal del Deporte o por los directivos de la Federación Española de Fútbol, Rubiales todavía seguiría ahí, como el dinosaurio de Monterroso.
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