El Emperador de Trapisonda

En 'El coloquio de los perros', Miguel de Cervantes puso en boca de uno de ellos la siguiente advertencia: «A este nuestro amo y señor no hay que preguntarle nada, porque con una verdad mezcla mil mentiras». Amo y señor prototipo del embaucador que tiende a traspasar cualquier tipo de fronteras, siendo incapaz de distinguir entre maldad y bondad, moralidad e indignidad. Al embaucador, como al pícaro, se les conoce como transformistas de naturaleza heterogénea, creadores de buenos sentimientos entre sus seguidores y destructor de sus opositores. Su discurso nace del odio al contrario y el amor a lo propio, convertido en adalid de una única e inexplicable realidad, la suya, seguro de que la disección del mundo es garantía de cohesión social.

Los rasgos del pícaro-embaucador han sido descritos por muchos sicólogos, esencialmente Carl Jung, aludiendo a su ambigüedad, maestría en el manejo de un discurso contradictorio, según las audiencias a quienes se dirige, y capacidad para invertir el significado de una situación. Los arquetipos descritos por Jung incluyen al inocente, al hombre de la calle, el héroe, el explorador, el creador, el soberano, el mago, el fiel amante, el cuidador, el bromista y el sabio, supuestas cualidades que Sánchez trata de irradiar con su imagen paternal y prepotente.

Nos preocupa el inminente nuevo canal de TV, popularmente conocido como la «tele de Pedro», si se lleva finalmente a cabo como La Séptima, asignado a Prisa, para divulgar debates, tertulias y charlas de formación ideológica que, una vez se confirme su correcto funcionamiento y buena acogida entre los fieles del ideario gubernamental, abrirá un espacio similar al que en Estados Unidos crearon los presidentes Roosevelt y Reagan -cada uno en su papel, con moderadores afines- y los diseñados en el mundo comunista, como denunció la activista francesa Suzanne Labin ('The Technique of Soviet Propaganda', 1960) al describir las técnicas de propaganda soviética, los dirigentes de Pravda y los comisionistas de Stalin y Lenin: «No se trata sólo de esquivar a los crédulos, sino también de reducir a quienes claramente perciben el peligro, llevándolos a un estado de impotencia. Contra estas personas se lanzan campañas desmesuradas, tanto en intensidad como en ignominia». Labin señaló que «los comunistas intentan convertir [a los opositores] en leprosos, desarrollando verdaderos reflejos en la opinión pública para que un halo de odio se asocie instintivamente a su nombre».

La «máquina del fango», expresión favorita de Sánchez, tomada de Umberto Eco y de obligada cita entre sus ministros, en referencia a la prensa crítica, se halla muy en línea con la denunciada por Labin para asignar una función fiscalizadora de la información contra el gobierno e indeseada por su presidente, Venerable Gran Maestro y Emperador de Trapisonda (ciudad turca junto al Mar Negro que dio origen al epónimo trapisondista, sinónimo de camorrista y buscapleitos).

La programación de 'La Séptima' se está viendo como un foro de tertulia política destinado a atraer la atención y simpatía de las audiencias «progresistas» y de los incautos. Sería el espacio idóneo para acomodar al gran embaucador, personaje de peso histórico capaz de dar siempre un paso por delante de nosotros, hagamos lo que hagamos. Semejante figura nos hace creer, o pretende hacerlo, que nos está ayudando, cuando en realidad nos está engañando, aquejado de una dualidad bipolar, pensando antes de actuar o actuando antes de pensar, indistintamente. Algunos medios de comunicación lecto-audio-visuales de nuestros tiempos se niegan a comparar las hazañas de Sánchez con las del pícaro alemán Till Eulenspiegel, sin poner en riesgo su propia credibilidad. La meta es acabar con la disidencia, cueste lo que cueste. Da igual cualquier análisis equilibrado del mundo, de cómo está organizado; lo que importa es transformarlo sin adaptarse a las normas que lo gobiernan, lo que sea más provechoso para el líder.