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Un 'boomer' es lo que, en los ochenta, llamábamos un carroza. Ya no tiene que ver con los nacidos en el 'baby boom', sino más bien con cualquier carcamal. Durante el confinamiento, ¿quién recuerda aquella distopía?, cuando el tedio y la soledad se apoderaron del pueblo y los mayores nos adentramos en las redes sociales de nuestras criaturas, para la generación posmilénica se puso de moda cortar cualquier conversación con sus ancestros con un tajante: «OK, boomer». Desde entonces, 'boomer' es cada viejarrón, farolero, morriñoso y plasta que está de sobra. Pero todavía puede resultar más ridículo si el 'boomer' se esfuerza por no parecerlo y se las da de enrollado, utilizando expresiones como 'holi', 'oki', 'guapi', o subiendo coreografías a TikTok. Los padres que bailan en TikTok dan dentera.
Si prefieres hablar por teléfono que enviar un audio; ir al cine que ver 'reels' en bucle; comprar en una tienda que pedir ropa por internet; escuchar todos la misma música en el coche que cada uno la suya; leer el periódico que fiarte de 'youtubers'; una novela policiaca en vez de un manual de autoayuda; ver la tele sentado que boca abajo en el sofá; una partida de Monopoly que un videojuego; fijarte en los escotes, y eso que crees que no te pillan, pero sí, en lugar del porno del ordenador; un bocadillo en la terraza del bar Nodo que los 'nuggets' repartidos en bici; un poema que una frase motivadora; ser un gilipollas sin complejos que visitar al psicólogo; cenar con tu vecina, también separada, que tirar la caña en Tinder; un paisaje real que la realidad virtual; la charla mirando al techo después de sudar juntos que la fotopolla y el chat por DM en Instagram; pasear que correr, resistir que cambiar, cuidar que cuidarte..., no lo dudes, tengas la edad que tengas, eres un puto 'boomer'. Como yo, y a mucha honra.
Aunque nada es nuevo. En el XIX, ya los románticos se referían al 'spleen' como algo incomprensible para sus predecesores: un estado melancólico, de aburrimiento vital, que necesariamente conducía a paraísos perdidos y flores del mal. Muy parecido a lo que ahora la generación 'zoomer' llama el 'delulu', del inglés 'delusional', o sea, 'ilusorio', autoengaño que consiste en sentirse otra persona en circunstancias diferentes, por ejemplo, casado con Taylor Swift. Y quizá sea la salida que nos quede a los 'boomers' extraviados en el universo 'zoomer': fingir que aún existen cartas de amor, mapas, enciclopedias, Exin Castillos..., y que se puede decir la verdad sin que ninguna minoría censora se ofenda. Sí, creo que 'delulu es nuestra solulu'.
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