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Cuando vi a Pedro Sánchez pedir que la Unión Europea no llamase Plan de Rearme al plan de rearme, volví a caer en la cuenta de que muchos políticos democráticos fundamentan sus carreras en recibir votos de un pueblo engañado. ¿Por qué, si no, iba a Sánchez a edulcorar la verdad para hacérsela digerible a los españoles, mejor dicho, para darles gato por liebre? Si queremos que los votantes se comporten como adultos deben estar informados como adultos, si se les miente y se consigue que crean las mentiras de sus gobernantes votarán desde la ignorancia o desde la equivocación. Los temas espinosos, como la sostenibilidad del sistema de pensiones o el casi imposible pago de la deuda nacional a medio plazo, no se tratan en la conversación pública entre políticos y cuerpo electoral, es más lucrativo hacer promesas que rendir cuentas. Y así nos va.

España va a incrementar su inversión en Defensa en más de 20.000 millones de euros, que tendrán que salir de algún sitio, quizá una cifra mayor después de la cumbre de la OTAN de junio, pero el presidente del Gobierno quiere que ese plan militar no se llame «de rearme», aunque sea para comprar armas, sino «de los mares y los peces» para que nadie se lo pueda reprochar. La impostura resulta insoportable. Y peor aún es que semejante desembolso vaya a hacerse sin presupuestos generales del Estado. O sea que, en nuestro país se puede cambiar drásticamente la política de gasto público sin pasar por el parlamento y mintiendo a los ciudadanos. Caben dos posibilidades: o nuestra democracia quedó incompleta o no tenemos suficiente cultura como para sancionar a quien no respeta sus reglas básicas. Los alemanes, por ejemplo, para hacer frente a semejante desembolso en Defensa, no es que hayan cambiado los presupuestos, que allí si no se aprueban se convocan elecciones de forma automática, es que ¡han reformado la Constitución!

Las alternativas no son sólo política infantil o política de cuñados, en el centro cabe la política adulta; estoy habituado a verla en el resto de Europa y, constantemente, me pregunto por qué no es posible aquí. Que el mundo y Europa se han vuelto un espacio inseguro y que hay que protegerse es una realidad incontestable. También que esa protección obliga a un pacto de Estado que debería contar con respaldo del parlamento y con que a los ciudadanos se les digan las cosas como son. Y que, en este escenario y ante la debilidad del Ejecutivo, se deberían convocar elecciones, otra obviedad. Por eso, me pregunto: ¿qué nos pasa?, ¿cuándo se le jodieron a España las gafas de ver?

Las alternativas no son sólo política infantil o política de cuñados, en el centro cabe la política adulta

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lasprovincias ¿Por qué la llamas flor si es una pistola?