Recorro España como el que busca una lentilla por el suelo, hurgueteando hasta en el último rincón. Quién sabe persiguiendo qué. ¿Una niñez adánica, un pasado que perdí, lo que pudiera quedar de aquel mundo de percepciones holísticas, no digitales, en el que me supe completo? Lo ignoro, pero conduzco hasta los precipicios en los que acaban las carreteras. Y puedo decirte que he estado en todas las provincias, las islas y en Ceuta y Melilla. En cualquier lugar podría encontrarse mi último valle, ese en el que, nada más llegar, sepa que me quedo. Sí, viajo buscándome, no huyendo de mí. Y en los sitios más recónditos, te habrá pasado a ti también, allá donde los plásticos aún no abundan más que las amapolas y la comida todavía cambia de estación a estación, me encuentro con frecuencia con paisanos que se quejan de que el internet lento y la carretera estrecha espantan a los turistas. Y pienso: no saben lo que están pidiendo.
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Un número no desdeñable de humanos de los países más desarrollados son de nuevo recolectores-cazadores. Tienen casa, pero se van a hacer sus necesidades a casa de los demás; quien dice sus necesidades dice sus despedidas de soltero, para que me entiendas. Y la secuela del paso de esa masa flotante de omnívoros y bebedores por las ciudades que conservan su pintoresquismo se traduce en monumentos meados, arrendamientos enloquecidos, fiestas anegadas por la marabunta y hostigamiento a la calidad de vida local. Eso no es turismo, es saqueo. No digo cerrar la ciudad, al contrario, pero sí que los vikingos, las barras bravas y las estampidas de búfalos no sean bienvenidas. Por eso, te felicito por anunciar en el Somos Más de este periódico que se suspende la concesión de licencias para pisos turísticos y que prohibirás el atraque de megacruceros en el puerto, o sea, de barrios flotantes de langostas bíblicas. Así que, de parte de un valenciano, enamorado de su Valencia y que, además, vive de alquiler, gracias por protegernos.
Marga Prohens, presidenta de Baleares, dice: «Poner límites, hoy, es la mejor defensa del turismo». Los sevillanos han decidido en referéndum acortar la Feria para reducir el número de visitantes de Instagram, pedo y disfraz de sevillana. Y yo, en ese acto del Somos Más, escuchándote cantarle a capela al conspicuo Pablo Salazar 'Aquellas pequeñas cosas', me di cuenta de que, si salvas Valencia de las invasiones bárbaras, yo dejaré de buscar el refugio de mi humanidad por las entretelas de España porque quizá esté aquí, justo aquí, pegado al Paseo de la Alameda en que mi madre me parió. Ojalá, María José.
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