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Urgente Una acusación pide a la juez de la dana que reclame la 'caja negra' del sistema de Emergencias

Lo más difícil del reto al que se enfrenta Europa será explicárselo a los europeos, que lo entiendan y que reaccionen. Explicárselo, porque los políticos solemos presentar como un peligro a otros políticos, aunque no a la cruda realidad, como cuando Churchill se quedó solo advirtiendo del riesgo del rearme alemán. Hablamos al pueblo como si no fuera capaz de encajar desilusiones o con la precaución de quien teme que un pueblo desilusionado pueda desbancarlo del poder. Edulcoramos explicaciones que deben darse con realismo. Que los europeos lo entiendan, porque, tras ochenta años de paz, seguridad y riqueza, casi han concluido que ese es su estado natural, que no hay que hacer ningún esfuerzo para mantenerse en la sociedad mejor que ha conocido la historia. Y que reaccionen, porque no se me ocurre nada más complicado que renunciar a lo que se disfruta en función de una amenaza que no se ve, pero que cuando se vea será tarde.

Cuando Rusia gane la guerra de Ucrania, lo que con ayuda de EE. UU. es cosa de meses, si no de semanas, la sensación de haber superado una crisis grave se adueñará de nuestros espíritus, regresaremos a nuestras críticas habituales a la inoperante, burocrática y antipatriótica Unión Europea y también a meter la cabeza bajo el ala. Tal y como sucede en 'El señor de los anillos', los hobbits, antes que cambiar nuestra apacible vida, preferimos ignorar que Sauron se está rearmando en Mordor y que, tarde o temprano, va a venir a por nosotros. La resistencia de Ucrania frente a Rusia ha sido posible hasta hoy porque la respaldaba la capacidad de disuasión norteamericana; sin esa fortaleza ¿cómo los europeos podremos evitar que, en tres años, Putin ponga un pie en Finlandia o Polonia? Es cierto que Bruselas ha abierto el grifo del crédito para comprar armamento, pero, sin planificación ni coordinación, tal medida suena más a un intento de aplacar a Trump gastando euros que a una verdadera apuesta por defendernos solos.

Pienso en España, ¿quién está dispuesto a dejar de invertir en cualquier cosa para hacerlo en Defensa? ¡Pero si nuestro presidente ni ha ido ni va a ir al Congreso! Y, sin embargo, somos uno de los países más expuestos porque Putin no sólo crece al Este, también lo hace al Sur, en el Sahel. Pero eso nadie se atreve a contarlo. Llevamos muchas décadas dejando que EE. UU. pague nuestra capacidad de disuasión y, ahora que se va, ¿nos haremos cargo de ese gasto milmillonario que es tan nuestro como el de las pensiones o la sanidad? Allá cada cual con su responsabilidad. Yo lo aviso: viene el lobo.

Pienso en España, ¿quién esá dispuesto a dejar de invertir en cualquier cosa para hacerlo en Defensa?

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