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Ni militares ni eclesiásticos. A la hora de hacer el Repartiment de lo conquistado, Jaime I se reservó la Albufera como propiedad de la Corona. Y en esa condición siguió durante siglos para proporcionar generosos beneficios a sus descendientes, esposas, hijos, validos o simples paniaguados, ... hasta llegar a Isabel II. El lago se hizo dulce, dejó de producir sal, pero nunca dejó de proporcionar los beneficios propios de un paraje natural de excepcional belleza y calidad medioambiental. El gabinete del presidente Lerma, en 1986, fundó allí el primer parque natural valenciano. Los intentos de lograr una declaración protectora del programa MAB de la UNESCO, como Reserva de la Biosfera estaban en marcha ya en 2011, cuando se celebró el centenario de la cesión de la propiedad a la ciudad. Pero la unanimidad de los municipios ribereños en la demanda -un ejercicio de malabarismo político de gran dificultad- no se logró hasta el pasado 12 de septiembre: en un solemne acto celebrado en la Lonja, todos los alcaldes estamparon su firma al pie del documento oficial.

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