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Tal y como yo lo veo, no se trataría tanto de buscar la culpa como de saber qué ha pasado; cómo se movieron las aguas y por qué lo hicieron como lo hicieron. En una comisión informativa sobre la inundación como la que ha comenzado ... a funcionar esta semana en el Ayuntamiento de Valencia, lo que se trata es de saber, con aportaciones técnicas plurales, qué ha pasado y cómo sería conveniente actuar en una otra ocasión.
La intervención del jefe de los bomberos fue de tal interés que por sí sola ya justifica haber creado la comisión. La del profesor Lozano no lo fue menos. Saber que el nuevo cauce del Turia estuvo muy al borde del desbordamiento, ayuda a pensar y decidir sobre el futuro; escuchar lo que el señor Chisbert dijo sobre las incertidumbres de Aemet y el exceso de «trastos», de mobiliario en nuestras calles, sugiere estrategias de futuro. Las observaciones de especialistas sobre garajes, sótanos y coches son oro molido; porque la característica de esta riada, el factor que ha generado más víctimas, ha sido el coche.
Averiguar y determinar la «culpa política» es tan fácil que no merece la pena ni el esfuerzo. ¿Dónde estaba Joan Baldoví en la tarde del 29 de octubre? ¿Cuántas veces llamó Diana Morant al presidente para ponerse a su disposición? ¿Y Sandra Gómez, ha llamado ya informando de sus gestiones en Bruselas? Nunca busques la culpa en el ojo ajeno porque te vas a quedar tuerto. Mazón puede que lo hiciera mal pero el que decidió poner el centro de mando del Metro en Torrente y el almacén general de la Generalitat en el polígono de Riba-roja también se lució con balcones a la calle.
Convendría que todos fueran algo sensatos, al menos una vez. Es bueno pensar que una comisión bien enfocada puede dar información práctica para tomar decisiones en el futuro. Por eso, se trata de saber si, además de enviar reventadores allá donde va Mazón, podemos esperar de la oposición alguna contribución técnica, en positivo, que ayude a mejorar la seguridad de nuestros nietos en lo que ha dado en llamarse la «zona cero». La Confederación Hidrográfica del Júcar, la institución que brindó a Valencia el Plan Sur, nuestro moderno 'Murs i Valls', no puede ser, no es posible que se convierta, en manos de la política, en un elemento de agravio, insulto y desprecio a la ciudad de Valencia.
En cuanto a la oposición -PSOE y Compromís- ¿cómo va a dejar en la gente la incertidumbre de si está o no está, al lado de los valencianos y por la reconstrucción? Para ponerlos en línea de una labor constructiva habría que decir con toda claridad que sí, que lo que ocurre es un fruto evidente del cambio climático. O mejor aún, que Franco adoraba canales, trasvases y pantanos...
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