En la mañana del 29 de octubre, el presidente de la Confederación Hidrográfica asistió a un seminario sobre contaminación de aguas subterráneas en la Politécnica. Nada, en el salón de actos del edificio 4H, denotaba especial alarma. Sin embargo, escasas horas después, la Universidad informó ... a sus alumnos de la suspensión de las clases de la tarde a causa de la alerta meteorológica. El presidente Sánchez visitaba unos estudios de cine en el lejano Bombay, pero Carlos Mazón desplegaba una agenda que ha sido más estudiada que la de Eisenhower en el desembarco de Normandía. Después, en un proceso delirante, Gobierno y Generalitat se enredaron en un galimatías exculpatorio del que se extrae una consecuencia inmediata: ya no hay nadie, en la calle, que no piense que los políticos (todos) son unos incompetentes que no saben sacarse la masa de las manos. Porque ha pasado un mes, tenemos clara la magnitud de la catástrofe... pero aún sacamos coches embarrados de garajes: el viacrucis no ha hecho más que empezar.
Publicidad
De la gran polémica sobre responsabilidades a la que hemos asistido se extrae una evidencia: la legislación y normativa sobre zonas inundables solo la conocían y aplicaban los ingenieros suecos de Ikea. El resto, vivíamos en Babia. Confiados en que, en caso de riesgo de inundación, el responsable de avisarme, el que tiene que estar muy atento para que yo me ponga a salvo, no es mi experiencia o mi prudencia, ni el recuerdo de otras catástrofes; ni siquiera es mi plan general, mi policía municipal o mi alcalde... sino el presidente de mi autonomía. Se nos ha dicho desde Madrid bien claro y lo ha recalcado Diana Morant a cajas destempladas: Mazón debió avisar a todos los alcaldes -en este caso unos setenta- y además poner en marcha ese mecanismo de chicharra que yo, señora Pradas, veterano de tres grandes riadas, tampoco sabía que existía.
Socialistas y ecologistas radicales saben muy bien que han tumbado al menos tres veces las soluciones que los barrancos necesitan y que son tan culpables como el peor gestor de esta crisis. Pero, ganado el favor de la calle, ya no es preciso tener razón: Mazón es culpable. Y yo me pregunto si no será mucho peso que un hombre lleve sobre los hombros la seguridad personal de cinco millones de habitantes. ¿No reduce a los ciudadanos a la categoría de rebaño y eleva al presidente a la dignidad de Gran Hermano? No, no lo tengo claro.
Solo sé que, si Mazón o el que venga ha de velar personalmente por mi seguridad, quiero que lo haga acompañado día y noche por los técnicos de la Confederación Hidrográfica y la AEMET que el día de autos ni le llamaron ni estuvieron a su lado. Transferencias, ya.
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
El pueblo de Castilla y León que se congela a 7,1 grados bajo cero
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.