Secciones
Servicios
Destacamos
Hoy se cumplen dos meses. Pero es ahora, con cierta calma, cuando nos estamos empezando a enterar de lo que realmente pasó aquel 29 de octubre en la meteorología: lo muy raro y excepcional que fue todo, cómo se configuró la tormenta perfecta cuando la ... previsión indicaba que el peligro disminuía y se desplazaba hacia el norte.
No había sirenas en el embalse de Forata. Ni allí ni en ninguna otra parte: lo dirá la ley, algún reglamento raro, pero ni siquiera hemos escuchado a un modesto concejal que diga que en su pueblo las quieren poner cuanto antes, y que no saben a qué sistema de alerta deben de conectarse. En ese futuro más seguro que todavía está por dibujar, ¿quién se encargará de dar la alerta a la población, más allá de las campanas parroquiales? ¿Será el Ayuntamiento, la Mancomunidad, la Federación de Municipios, la Diputación, la Generalitat, AEMET o la Confederación? 'Set pa'l sac i el sac en terra'.
Dos meses ya. Hemos pasado la Navidad con el inevitable toque de amargura, y volvemos a constatar que queda mucho por hacer; que la normalidad es un concepto huidizo que está todavía muy lejos. Porque, una vez hayamos aprendido a emitir alertas, y a escucharlas bien, porque es algo que los niños hace años que ensayan desde primaria en todas las escuelas, lo que hay que saber es si las plantas bajas ya están comunicadas mediante escaleras con los pisos altos, como mandan las ordenanzas municipales y los planes de inundación, o eso son simples adornos reglamentarios.
De momento, que ya es mucho, la Navidad ha hecho posible que viéramos a los soldados trabajando en los pueblos de la inundación, que mira que ha costado. No salían en televisión y apenas les dejaban hablar por radio, como si los tuvieran escondidos. Pero es ahora, cuando ha empezado a hablarse de ellos, cuando yo echo en falta, qué menos, varias páginas de periódico llenas con la lista completa de las cosas que han hecho.
No, desde luego no es cómodo trabajar como soldado mientras en los pisos altos hay gente joven que mira el espectáculo e incluso te dice cómo lo tienes que hacer. Pero la vida tiene esas cosas y cuando la Pantanada ya pasó, pasó todo lo que estamos viendo, incluso gente que acumuló mantas para cinco vidas y familias que dejaron de hablarse. Porque es ahora cuando van a empezar las odiosas comparaciones entre lo que yo he recibido por mi casa arruinada y lo que les han dado a estos, que apenas han tenido daño.
Mucho, mucho por hacer. Sobre todo, ahora, en el campo: en los caminos rurales, en los vados, los márgenes y acequias, en las redes de riego y los cultivos perdidos. Llega el momento de ir cayendo en la cuenta: es verdad, ¡nos habíamos olvidado de la agricultura!
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.