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Como si fuera una cumbre sobre el Canal de Panamá, la televisión y los medios escenificaron hace poco el Encuentro. Por primera vez, y llevábamos ... esperando muchas semanas de nervios, el vicepresidente y el comisionado general para la Reconstrucción se encontraron y comparecieron ante la prensa. Pero enseguida se apresuraron a decir que ellos son solo unos «servidores públicos», unos «actores de reparto», apenas unos humildes trabajadores sin lustre, al servicio del bien común. Así es que, nada entre dos platos: cuando José María Ángel y Gan Pampols se cansaron de decir a los periodistas que no iban a reñir, cuando los plumillas se percataron de que ni siquiera pensaban insultarse un poquito, se acabó lo que se daba: «Pliega, Pampliega, que aquí no hay ná...».
Hombre, si hasta el señor Ángel dijo que hay quien «desafina en sus canciones»... te puedes imaginar. Ver al ahora presidente del PSPV-PSOE defender una política colaborativa en aras de la reconstrucción; ver a los dos caballeros, veteranos y corteses, asentados, seguros y serios, dispuestos a no dar ocasión para la gresca, nos lleva a otro ámbito, a otra dimensión del periodismo. Una escenografía del oficio, inusual en España, en la que ya no se trata de poner doce micros delante de una boca para recoger de ella unos regüeldos, sino más bien de practicar otro arte: el de saber estar ante un personaje, el de componer la figura en un adecuado nivel, dejar de tutear a los entrevistados y darles el tratamiento que merecen, como exgeneral o como exsenador...
¿Se imaginan a un periodista poniéndose de pie y llamando «señor» a alguien, cuando está acostumbrado a tratar con Baldoví o con diputadillos que solo van a 'echar un canutazo'? Si esto sigue así, ¿no será preciso en la profesión estar bien informado para hacer preguntas adecuadas sobre planes y estrategias de reconstrucción? ¿No habrá que atreverse a plantear a los personajes lo que nadie hace, que es si deberíamos o no deberíamos volver a construir lo que el agua ha derruido? Muy difícil se está poniendo el oficio: hacer un informativo sin insulto y réplica requiere especialización; los últimos que la practicaron, cuando Fraga hablaba con Carrillo... llevan muchos años jubilados.
No es de extrañar que dentro de poco haya reticencias para evitar ese esfuerzo de nivel. Los medios, se aburrirán pronto de estos señores que trabajan oscuramente y no dan un titular ni aunque los expriman. Incluso es de temer que en los partidos que los han designado cunda el desaliento en aras de su «baja rentabilidad». Así, nos libraremos de una revolución que acabaría por llegar tarde o temprano: que los directores ordenaran a los periodistas acudir a las ruedas de prensa con zapatos y pantalón largo, incluso con corbata y chaqueta...
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