La Deutsche Welle, en su edición digital, mostraba el domingo a un tipo que había ido a votar disfrazado de Elvis Presley. Y es que ... Europa es así: la campaña electoral se les ha mezclado a los alemanes con los ensayos del Carnaval, un fiestón que en casi todas partes es casi tan potente como la Fiesta de la Cerveza. En Maguncia, la ciudad alemana hermanada con Valencia, ha ganado la CDU las elecciones; pero la AfD, la ultraderecha, también ha quedado en segundo lugar, sobrepasando a la socialdemocracia, que lleva rumbo de adelgazamiento, de desaparición por desnutrición.
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Allá, al otro lado del mar, están que bailan claqué. Se veía venir, dicen... Como si tuvieran previsto un cambio general de decoración en toda Europa. En los próximos meses, o años, el guion será el de un señor Merz que buscará a su contrincante socialdemócrata para que le ayude, por caridad, a formar gobierno; enarbolando ese deseo, cada vez más difícil de cumplir, de no recurrir a los ultras, sobre todo en Alemania, comprenda usted, para poder avanzar. El cinturón sanitario que llaman los periodistas una y otra vez.
Pero lo que no aclara nadie, lo que nadie afronta, es averiguar lo que está pasando en el mundo, saber por qué se marchitan las reglas de las viejas democracias y cómo va a quedar la Europa de Adenauer, De Gaulle y De Gasperi. ¿Todo esto es el fruto de una moda pasajera o la gente va en serio? ¿Y el origen de esa desazón es la economía, la emigración y el buenismo, las reglas estúpidas de esa Unión Europea que se conforma con combatir los prospectos de papel de las medicinas y olvida las cosas serias?
Alemania ejemplar, Alemania eficiente, racional, motor europeo, pozo de ciencia... Con el SPD de Willy Brandt reducido al 20 por ciento, la cosa de los equilibrios está que arde. Y el caso sangrante es que no se ven, ya no hay, no se fabrican personalidades como las de Kohl o Merkel, de una pieza, aparentemente irrompibles. Mejorando lo presente, este señor Merz parece frágil si lo sitúas donde estará la semana que viene, entre Putin y Trump, mezcla de emparedado de lechuga.
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Maguncia es la capital de Renania-Palatinado, el Lander que en 2021 fue barrido por una inundación que causó casi doscientas víctimas. Lo primero que han aprendido, más allá de los 30.000 millones que puso Merkel para una urgente reconstrucción, fue que hay que poner sirenas de alarma, subir las cosas al primer piso e inventar procedimientos nuevos -gobernanza, vaya-para que las relaciones entre las regiones y el estado federal no se bloqueen, de tan complejas y burocráticas. Alemania, muchachos: no lejos de la zona que se inundó, el señor Trump tiene la base de Ramstein, con unos 10.000 soldados y 50.000 americanos residentes, más potente, dónde va a parar, que la base de Rota.
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