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Hay un designio valenciano, una Ley de Arquímedes, por la cual toda corporación municipal que llega al poder tiene que renovar una superficie de plazas de la ciudad igual al volumen de agua que desaloja. El penúltimo proyecto, mejorar lo que hizo la anterior corporación ... y colocar más vegetación en la angosta plaza de San Agustín y en la angustiada avenida del Oeste, lo corrobora. Hay que repartir cartas otra vez: unos árboles, unos bancos, una lámina de agua... serán mano de santo.
Tal día como hoy, pero de 1999, el joven Paco Moreno, publicó un reportaje sobre la reforma de la plaza del Tossal, que se iba a acometer al fin. Tras décadas de desesperante desgana, el elefante municipal se ponía en marcha; para fundar en el subsuelo una galería arqueológica visitable y para dar a aquel enclave urbano una solución de tono peatonal, con nuevos pavimentos y aire de moderna renovación. «Se eliminarán los bordillos, se quitarán los maceteros y se cambiarán las losas del suelo», se escribió...
La Cripta del Tossal abrió al año siguiente, en octubre de 2000. Tenía en superficie dos prominencias de acero y cristal poco afortunadas. Demasiado visibles y poco vistosas. Pero muy pronto quedaron ocultas, disimuladas e invadidas por los toldos, carteleras, celosías, plantas, mesas y sillas necesarias para la actividad de esa plaza y las dos colindantes -la de Sant Jaume y la del Espart- que no es otra cosa que la de comedero y bebedero. Un trasiego intensivo, avasallador, durante al menos doce horas de cada día.
Después de 25 años de ajetreo, el suelo del Tossal y el de la plaza de Sant Jaume, que es anterior y obedece a los desafíos ochenteros del Plan Riva, merece la pena un vistazo. Porque el pavimento se divide en dos clases: pulido y resbaloso y mugriento y pegajoso. El baldeo municipal es concienzudo y no falta; pero aquello está más castigado por el turismo que la pista de rodadura de Manises. Pura fatiga de los materiales
Quiero decir que sí, que hay que cumplir con Arquímedes y seguir renovando plazas. Pero que no olvidemos lo que ya se hizo hace 25, 30, 40 años y está necesitado de un mantenimiento urgente. ¿Cómo está esa linda fuente-sarcófago que nos colocaron frente a Santa Llúcia? ¿Qué hay de la placeta de la Santa Cruz? ¿No toca reparar o quitar los paneles para letreros que hace años se colocaron alrededor del Portal de los Judíos? ¿Y la fuentecilla de Serranos? ¿Y el ancla de la Liga Naval? ¿Y los ocho millones de pintadas?
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