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El alcalde de Chilpancingo de los Bravo, una ciudad importante del estado mejicano de Guerrero, fue encontrado muerto el domingo, a bordo de su pickup. El cuerpo reposaba sentado en el asiento del copiloto; pero la cabeza del electo municipal había sido abandonada por sus ... asesinos sobre el techo de la camioneta, un ensañamiento interpretado como inequívoca marca de fábrica de los narcos.
El huracán 'John' la emprendió a finales de septiembre con Acapulco, en la costa, para castigar durante cuatro días seguidos de lluvia el estado de Guerrero. Pese a los daños que las riadas estaban causando, o precisamente por ello, Alejandro Arcos, el joven presidente municipal de Chilpancingo, quiso celebrar cuanto antes la ceremonia de toma de protesta, el juramento de servir el cargo con lealtad al pueblo, después de haber ganado limpiamente las elecciones. El 1 de octubre, el alcalde empezó a trabajar. El jueves 3 de octubre, al atardecer, entre las calles Morelos y Madero del centro de la ciudad, unos desconocidos frieron a tiros al secretario municipal, Francisco Tapia, que había tomado posesión de su cargo en la misma ceremonia que el alcalde. Fue el primer aviso de las mafias locales de la droga a la nueva corporación. Una terrible advertencia que llevó al alcalde a pedir ayuda urgente a la gobernadora del estado de Guerrero, que aparentemente no pudo enviar refuerzos porque necesitaba todos los recursos policiales para la atención de las inundaciones. Muy pronto, en el sexto día de su mandato como alcalde constitucional, el joven Alejandro Arcos Catalán, de 43 años, encontró a los pistoleros que el destino le tenía reservados. Su cadáver decapitado apareció cerca de un motel, a la orilla de una carretera.
Escribo a pocas horas del crimen. Las fotos que acabo de ver en los digitales mejicanos espero que sean frenadas - o no-por los códigos éticos que se dicen vigentes en ese hoyo profundo donde todo se confunde. En todo caso, la noticia de este crimen ha tomado un gran vuelo en cosa de minutos y, cuando esto se edite, va a ser piedra de escándalo internacional sobre un país hermano que no merece lo que le está pasando. Porque, desde enero a junio, en Méjico ha habido 17.783 homicidios dolosos. Y porque durante los cinco años de mandato del infausto presidente López Obrador el número de asesinatos ha sido de 193.612, una cifra que convierte al estimado país en víctima de una guerra tan atroz, si no más, que las que cada día nos sacuden la conciencia desde el telediario.
Pasado mañana, 12 de octubre, es el Día de la Hispanidad. Deseo a Méjico y a su nueva presidenta, Claudia Sheinbaun, el mejor destino. Pero debería ponerse a trabajar y pedir perdón a España por las torpezas que ha cometido.
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