Urgente La Lotería Nacional del sábado deja el primer premio en un popular municipio valenciano y otras cinco localidades

Como la mayoría, llevo más de tres meses metido de lleno en el tema de la inundación, que apenas me ha dejado dos o tres ... días de hueco para escribir de otras desgracias, por ejemplo Donald Trump, o el otro, el simpático Putin. Pero vuelvo, vuelvo donde solía, para reincidir incluso en un asunto que esbocé en noviembre mismo: si Carlos Mazón, o el presidente que sea, es el responsable supremo en un caso de inundación; si mi seguridad y la de cinco millones más, está en sus exclusivas manos, esto, señoras y señores, está muy mal organizado. Pésimamente organizado en materia de competencias.

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Lo insinué hace tiempo, como digo. Pero no insistí, por prudencia, esperando esta vez el milagro de una avalancha de reflexiones de catedráticos de Derecho y otros doctos especialistas. Pero las universidades, salvo honrosas excepciones, están más secas de opinión que una mojama y nadie ha venido a saciar mi duda. Que es una duda sencilla: si Mazón tiene que avisarme, si tiene que estar al tanto de los peligros que yo puedo correr, nuestro presidente, incluso cuando vaya al lavabo -no al Ventorro, no, a cualquier sitio, footing incluido- tiene que ir acompañado, día y noche, de los dos funcionarios que atesoran el mayor bagaje de ciencia e información en materia de riadas: el señor Núñez, de Meteorología, y el señor Polo, de la Confederación. Como hacen Trump o Macron, como hace Putin también, Mazón debería moverse siempre llevando pegados a esos dos edecanes, con sus maletines.

No estoy haciendo broma, aunque lo pueda parecer. Los ciudadanos no hemos de exigir un servicio menor. El que haya de tomar decisiones de tan singular calibre -avisar a los alcaldes, avisar a la población, avisar a la UME, las diputaciones, los helicópteros, Emergencias, a los que viven dentro de los barrancos e incluso a la ONU- ha de tener transferidos por ley esos dos servicios que han sido, desde siempre, una de esas misiones que se miran pero no se tocan: una exclusiva del Estado.

Como después de tres meses ya me estoy cansando de la agitprop de Baldoví y Morant, lo afirmo: el presidente Mazón estaba en un restaurante y el presidente Sánchez visitaba Bollywood, en Bombay, junto con su esposa. Pero nadie les avisó...Todos temieron molestarles. O romper esa complejísima maraña competencial, esa proliferación de corralitos con ordenador y siglas que hay tendida entre las autonomías y el Estado ¿Y eso no habrá influido en el aumento del caos, de los daños o de las víctimas?

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¿No habría que resolver cuanto antes ese problema español, tan congénito como ridículo? Aclárense, por favor. O editen al menos, señora Bernabé, una Guía Competencial: en caso de riada la llevaríamos encima. Conviene ahogarse del lado bueno de la historia.

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