Lo mismo

A lo mejor las grandes noticias del día estuvieron en París. Por la hazaña de Carlos Alcaraz al ganar el Roland Garros, y por la rauda decisión de Macron al convocar elecciones, una vez constatado el gran avance de la ultraderecha de Marine Le Pen. En todo caso, todo indica que el tono plebiscitario que Sánchez ha dado a estas elecciones, incluso ese aire de tragedia con que ha llevado hasta las urnas el asunto judicial de su esposa, parece que no ha sido castigado. Sánchez incluso se ha permitido una remontada final en manos de la emotividad. Mientras tanto, los populares se estancaban en la última semana de campaña, siguiendo lo que ya es evidente: que insultar es rentable.

Así las cosas, no parece que, salvo las que puedan salir hoy mismo del imprevisible volcán catalán, no parece que vayamos a vivir grandes estridencias. ¿Qué más podemos esperar después de una amnistía escandalosa y un no menos escandaloso procesamiento de la esposa del presidente del Gobierno? ¿Qué más asombro podemos esperar que esa resistencia que el electorado ha puesto de manifiesto al respaldar la candidatura de Pedro Sánchez de forma más que razonable?

Todo indica, pues, que, en el ámbito europeo, vamos a oír hablar más, en los próximos años, de fronteras y de inmigración. De menos agresividad ecológica y de más moratorias. Regresan las habituales contradicciones europeas. Mientras, en España, va a continuar el enfurruñamiento, la polarización, la tensión y ese lodo que, una y otra vez, decimos no poder resistir aunque, a la hora de la verdad, asumimos. Con un Pedro Sánchez que ahora va a presumir de líder de la izquierda europea, mientras los problemas se van a acumular en la mesa de Núñez Feijóo.