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Reconstrucción. Toma usted un ayuntamiento, una escuela, ese edificio de los juzgados de Catarroja, los repara y repasa y los vuelve a dejar como los ... chorros del oro, listos para el servicio al público, con todos los detalles repuestos, reparado incluso ese ascensor que nunca iba bien y que estaba cancelado desde hacía seis años...
Recuperación. Es lo mismo, pero con un 'depende'. Porque ese ayuntamiento que se construyó cuando Antonio Rueda y ahora se ha inundado hasta la bandera quizá convendría olvidarlo. Vamos a hacer uno nuevo, en un lugar más adecuado. Como ese otro ejemplo, el edificio de los juzgados, o el de la sociedad musical, situado a cuatro pasos del barranco de marras; igual hay que repensarlo con calma, para que los papeles, o la caja de registros de teléfonos e internet, no estén en el sótano junto con los coches.
Sigo sacando provecho de la cumbre que días atrás celebraron el general Gan Pampols y el alcalde honorario de La Eliana. La distinción que en ella se hizo de las dos vías, la diferencia entre reconstruir y recuperar, es una síntesis de pensamiento que ambos comisionados tienen claro. Y que a los demás nos ha costado dosis de desesperación en el intenso de saber cómo salimos de esta... sin la experiencia que ellos exhiben.
Saldremos de esta, sí. Pero estas prisas de los politiquines novatos y tensos, gente que nunca ha conocido antes otras riadas, no nos van a servir de mucho. La buena recuperación es la que llegará con suerte dentro de diez o doce años, antes no, si los dos partidos dejan de agredirse y se liberan del lastre tóxico de Compromís. La recuperación, como está ocurriendo poco a poco en la Alemania inundada en 2021, llegará con hondo consenso político y unas reglas nuevas. Y traerá barrancos desviados y enormes depósitos de inundación; casas diferentes, urbanismo cauto, ayuntamientos mancomunados, sirenas en las azoteas, colegios en otro sitio, ascensores exteriores, jardines pensados para que se inunden y casas derribadas por inhabitables. Y además, funcionarios de gestión hidráulica al servicio del pueblo y no del partido que les puso allí para no pegar chapa.
Ese reportaje del martes sobre los coches triturados en la campa de Cheste... El barranco que se 'tropieza' con un polígono comercial de catorce kilómetros y desemboca en un parque natural ¿protegido? Por favor, consultemos los mapas alguna vez. A la zona inundada, si queremos que siga siendo habitable en 2050, hay que meterle un montón de dinero, otro montón de buena voluntad y un tercer acopio de prudente instinto de supervivencia. Sin eso no va a salir el consenso necesario para que embalses, canalizaciones, transportes, jardines, escuelas se adecúen a un futuro que ha de ser radicalmente distinto si queremos que sea habitable.
L'Ajuntament de Valéncia ha encomanat al filòlec Abelard Saragossà la redacció d'un informe tècnic que justifique el canvi del topònim oficial de la capital valenciana. Ya saben: oficialisar 'Valéncia', en accent tancat, com se pronuncia en totes les comarques valencianes, en contra del criteri de l'anterior govern municipal, que oficialisà «València» en tilde oberta. La reivindicació és vella i procedent: si hem convengut que s'accentuen gràficament totes les paraules esdrúixoles; si en cas que la vocal tònica siga una 'e' hem acordat que marquem, en l'inclinació de la tilde, l'obertura o tancament de la seua pronunciació; i si, com molt be deixà escrit el nostre Voro López, «totes les autoritats llingüístiques de diferents tendències reconeixen que el topònim 'Valéncia' el pronunciem tots els valencians en 'é' tancada», poca argumentació adicional deuria ser menester per a oficialisar Valéncia en accent tancat, reflectint la pronunciació general i històrica del nostre topònim principal (ciutat i regne): de la mateixa manera que es reflectix en Dénia, Bétera o Énova. Pero, ¡ai!, resulta que la majoria dels volguts cosins germans catalans pronuncien el nostre topònim al seu modo: 'València' en 'è' oberta. Cosa perfectament respectable si no fora perque, des de fa ya unes quantes décades, volen convéncer-nos de que el nostre nom de pila l'escrigam a la seua forastera manera.
En Saragossà divergim en prou posicionaments, pero no cap dubte de la seua honestitat intelectual i la seua valentia per a posar la ciència llingüística (descriptiva, objectiva, empírica) per damunt de la seudociència prescriptiva, que pren les seues decisions en funció de criteris tan 'científics' com les fílies i fòbies induïdes pels partits polítics... o per una intolerant minoria radical que ha trobat, en les rets socials i la vampirisació de certs àmbits acadèmics, el seu mig preferit de proferir insults i censurar opinions discrepants. Des del moment en que l'encomanda es feu pública, Saragossà ha rebut amenaces i pressions intolerables per a que desistixca de redactar l'informe tècnic: res nou baix el sol. Quan la AVL vote en contra de l'informe de Saragossà, tal volta acabe d'obrir els ulls a molts, vintincinc anys més tart. Especialment, als valencians de bona fe que es cregueren que eixa AVL podia ser la solució per a res. Un servidor se queda en lo que escrigué fa quinze anys: «o existim per al món, o no existim. (...) I si és que resulta que no existim, abandonen-se vostés per favor a la seua inexistència, que ya tenen un excelent Institut d'Estudis Catalans esperant-los en els braços oberts; pero deixen-nos existir als que sí que creem en la nostra pròpia substantivitat».
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Héctor Esteban
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