Urgente Un incendio en un bingo desata la alarma en el centro de Valencia y deja 18 atendidos por humo

Por no decir el Ayuntamiento, diremos que Valencia es así: le costó diez años levantarle un monumento a Joaquín Sorolla en su playa y, después de la riada de 1957, tuvo todo el conjunto en ruinas, con las columnas y los bloques desperdigados, otro buen ... montón de años. Cosas que pasaban. En el verano de 1959, el periódico -con un texto no sé si de Cruz Román o de Andrés Estellés- empezó a tocar el tambor contra un abandono lamentable. Que no era el del busto y las columnas, que también, sino el de toda la playa, vertedero de una acequia por donde llegaba al mar lo que la ciudad no quería...

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Mariano Benlliure, cuando regaló a la ciudad el busto de don Joaquín, dejó descolocado al Ayuntamiento de la dictadura. El general Avilés, y sus sucesores, no se sacaron de las manos el asunto: unos querían poner la escultura junto a la Escalera Real, otros en la plaza del marqués de Estella. Durante cinco años hubo consignado un presupuesto de 15.000 pesetas, que no se empleaba. Y tuvo que venir la República, con el alcalde Alfaro y el concejal Durán y Tortajada, para decir que Sorolla era de todos y que aquí está el Ayuntamiento, con 65.000 pesetas de presupuesto... y gestiones ante el puerto para obtener piedra de las canteras del Puig a precios razonables.

Pelillos a la mar. El Ayuntamiento, anteayer, presentó su proyecto de reconstrucción del monumento a Sorolla en la playa de la Malvarrosa. Dichosa la ciudad que consigue tener una moviola, dar marcha atrás en el túnel del tiempo y tomar cumplida venganza y perdón de unos años de abandono que solo pueden explicar la acequia de la Cadena, contigua al monumento hasta no hace tanto, y el descuido en que estaba la urbanización de la playa, de todas las playas de Valencia, hasta los años noventa.

A mi lado, en la presentación del proyecto, tuve a Vicent Ciscar, alcalde accidental de Paiporta, población que ha albergado en su cementerio no pocas de las piezas del monumento a Sorolla que en los años ochenta cambiaron de destino sin que nadie se enterara. No digáis que PP y PSPV-PSOE andan siempre a la gresca, porque en este caso hay una más que estimable colaboración. Gracias a ella, reunido más del 60 por ciento del conjunto -en la arena, enterradas, yo creo que debe haber más sillares-se va a poder reconstruir el monumento perdido.

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Y además con una novedad muy satisfactoria: esta corporación está haciendo posible que conozcamos y escuchemos a los funcionarios municipales que reciben los encargos, los abordan y los resuelven. En este caso, además de al concejal José Luis Moreno, fue un placer escuchar a Vicent Escrivá y Marta García Pastor que, al frente de sus respectivos equipos, van a hacer posible este histórico regreso de las piedras.

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