Días después de la derrota en Copa ante el Barcelona, volvió la Liga, de nuevo en Mestalla y en un partido que se debía sacar adelante, sí o sí. El resultado ante los catalanes hizo mucho daño, no esperado, por lo tanto, algo sorprendente, aunque ... este equipo, el catalán, es capaz de golear a cualquier rival y en cualquier escenario, y teníamos claro, además, que pasar iba a resultar imposible, sobre todo por la alarmante diferencia de nivel de los contendientes, y la motivación o intención con la que cada equipo afrontaba esta eliminatoria y esta competición.
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Los futbolistas viven esta situación, duro varapalo, vergonzante, pero tres días más tarde, otro partido, otro compromiso, y en este caso de vital importancia. Debieron pasar página pronto, analizar, recapacitar y mostrar la personalidad necesaria para no verse afectados en su confianza y, demostrando carácter, competir para ganar en lo sucesivo, principalmente en la liga, donde nos jugamos de verdad, el futuro del club.
Y trabajo complicado para el cuerpo técnico, que debe saber transmitir lo adecuado, en palabras y en tono, para sacar adelante a un grupo de jugadores muy tocados, que no tiene claro si lograrán el objetivo, a pesar de mostrar un convencimiento lógico, y sin tener tampoco definido qué deben hacer sobre el terreno de juego. Lo dije hace unos partidos, lo que el entrenador desea que sus jugadores plasmen sobre el campo es lo adecuado para obtener los resultados que nos den la permanencia, pero esto es algo que, Corberán, de momento, todavía no ha conseguido.
Y el técnico valencianista, con los de siempre, tan solo el lateral derecho sorprendió, Mosquera como lateral, César Tárrega y Diakhaby como centrales. El francés fue titular indiscutible, sin apenas dosificación, y Max Aarons, sin premio en el once inicial, a pesar de su llegada en el mercado invernal y sus minutos ante el Barcelona.
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Derrota de Valladolid, Las Palmas y Alavés, el Valencia tenía ante sí una oportunidad pintiparada para acercarse al objetivo, poco a poco, evitando eso sí pausas alarmantes, debía ir consiguiéndolo.
Y se llevó la victoria, merecida además. Un Leganés que pareció mandar desde el principio, tuvo dos oportunidades claras para adelantarse en el marcador, pero al que sus problemas defensivos acabaron condenándolo. La defensa del área a balón parado y en centros laterales generó confianza en un Valencia que no tenía muy claro cómo atacar de manera combinativa. Poca participación de Javi Guerra, Almeida, Luis Rioja y Diego López y, sin embargo, el Valencia se iba dos cero al descanso.
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En la segunda mitad, defiendo atrás, no concedo, salgo a la contra y dejo pasar el tiempo. Que el reloj corra a nuestro favor y a ellos se les vaya complicando, sin ocasiones claras y sin acortar distancias. No tuvo que hacer más, hacía mucho tiempo que el Leganés no perdía fuera de casa, sin duda, tuvo que hacerlo muchísimo mejor que ayer tarde en Mestalla. Su control del partido, proporcional a su escaso peligro en los últimos treinta metros y sus concesiones en defensa. Muy mal en la defensa de la estrategia y en marcar en centros laterales.
A un punto de la permanencia, el Valencia debe seguir remando y peleando, pero la situación ha mejorado bastante con respecto a hace un par de partidos.
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