Primer partido tras la trágica DANA y las terroríficas consecuencias que generó. Terribles destrozos a nivel material y pérdidas humanas, demasiadas, para uno de los ... episodios más desgraciados, si no el que más, de la historia de Valencia y provincia. Y además en Mestalla, lo que provocó un ambiente tenso, de recuerdo y emoción, cuya simbología nos arrastró, al mismo tiempo, a esa rabia y estado de shock de los primeros días, a esa rabia y deseo de resurgimiento, obligados por el devenir de la propia vida y la necesidad de continuar. Sirvan estas palabras para acompañar en el sentimiento a los afectados a nivel personal, no saber ni cómo consolar, ni qué decir a los que han sufrido enormes pérdidas materiales, el agradecimiento a cuantos han colaborado y siguen haciéndolo para que esto no se olvide pronto, y el deseo de que nos preocupemos por resolver lo que provocó las inundaciones y la ayuda se mantengan en la recuperación, desde cuando se prometió, hasta cuando ya no se necesite. Un Valencia que llevaba tiempo sin jugar, que recuperaba jugadores o lesionados o recién salidos de lesión, y que afrontaba este primera partido con la motivación de la necesidad y la rabia por lo acontecido. No sabíamos cómo iba a afectar el parón, pero sí sabíamos el grado de intensidad que los nuestros debían poner en práctica sobre el terreno de juego. Y también, la incomodidad en los jugadores rivales, que sabedores del desastre que habíamos experimentado, vivieron los momentos previos al pitido inicial y seguro, comprendieron lo que estamos sufriendo. Mestalla no deja indiferente a nadie. A nivel deportivo, el Real Betis, una inmensa plantilla, muy buena, pero con muchas bajas en medio campo. Todo muy claro alrededor de los del medio, dudas en esas posiciones, tan solo Altimira como titular claro. Finalmente le acompañó el joven del filial Carlos Guirao. Esa era su principal debilidad. Nosotros, como se especuló durante la semana, con cinco atrás, y comentada esa circunstancia, el resto lo esperado, 5-4-1, Enzo y Guerra en el medio, Diego López y Rioja en las bandas, Mosquera, César y Yarek en el centro de la defensa. La intención, no encajar y salir a la contra. Tapando espacios y coberturas mil, ante el desborde visitantes por banda. El partido comenzó raro. Dos equipos muy estrechos y pérdidas continuas, sin profundidad. Dos goles a balón parado, y tras el empate, muchos errores. Aplicando aquello de que el fútbol es un estado de ánimo, no sé si debido a eso, o por precipitación y poca pausa, muchísimos errores en pase y control. Muy equilibrada primera mitad, la segunda decidiría. Y esta comenzó ya positiva. Y siendo mejor, aprovechó para hacer tres goles en diez minutos, el primero con algo de fortuna en el desvío, los otros dos, magnífico goles. Y al Betis ya no le dio tiempo, el Valencia defendió lo mejor que pudo y aunque los cambios sentaron bien a los andaluces, el Valencia se llevó los tres puntos, que eran muy necesarios.
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