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A falta de saber cómo quedará hoy el Espanyol en Villarreal, el Valencia jugaba con conocimiento de todos los resultados de sus principales competidores. Ya ... os digo yo que, cuando queda medianamente definido el objetivo a alcanzar, en el momento de la temporada que eso sucede, ya empiezas a estar pendiente de los marcadores y clasificación, jornada tras jornada, de los que te acompañan en el camino.
Y el Valencia afrontaba un partido en el realmente se valorarían, no ya sus posibilidades de éxito, que yo creo se han multiplicado exponencialmente, si no esa recuperación palpable que le ha llevado, no definitivamente claro, a esta su situación de probabilidad favorable alta.
Hasta ahora, el Valencia de Carlos Corberán, ha visto enderezada su situación debido a que han ganado a los que debían de ganar. No ha podido con los otros, algo que no era en absoluto exigible tal y como nos encontrábamos. Así que, tirando de lógica, ayer Osasuna suponía un enfrentamiento de los inciertos, de los que te permiten sacar algunas conclusiones. Campo nunca sencillo, el Valencia ha ganado en sus últimas tres visitas y, como objetivo principal, competir en un encuentro de presión, disputa continua y rendimiento en las áreas. Y Corberán, en principio pareció volver al 4-4-2 con Dimitri Foulquier como lateral derecho e Iván Jaime acompañando a Sadiq en lugar de André Almeida. Sólo me desconcertaba una cosa, si Diego López jugaba en derecha como interior, Luis Rioja pasaba a su lugar habitual en izquierda, pero si Diego jugaba en la izquierda, ya lo único que debíamos comprobar era si Rioja era interior o carrilero, lo que implicaría defensa de cinco al menos en repliegue.
Y el Valencia empató al final un partido que bien pudo ganar o perder. La primera mitad, en la que estuvo muchísimo mejor que en la segunda, acabó con desventaja en el marcador. Y al contrario, la segunda mitad, de poco fútbol y escasísimas ocasiones le dieron el gol que necesitaba para llevarse al menos un punto.
Entró bien en el partido, se adelantó dos veces en el marcador, pero los errores defensivos y la dinámica tan negativa en la que el equipo se encuentra, acabaron condenándolo. Insisto, bien en Pamplona, te adelantas dos veces y te vas perdiendo al descanso. Lo mejor, el resultado final, que llegó en las postrimerías, y los dos goles de Sadiq, que mejoran las circunstancias. Se asoma la cabeza poco a poco, ganar en Mestalla, imprescindible, y de obligado cumplimiento contra rivales como el próximo, el Valladolid.
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