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El Valencia sacó adelante una auténtica final por la permanencia ayer frente al Celta en Mestalla. La referencia no era ya el Deportivo Alavés, que ... tenía partido realmente complicado en Barcelona y, pese a que lo compitió, acabó perdiéndolo, algo que entraba en las previsiones. Pero quien ahora marca el objetivo de la permanencia es el Espanyol, que con veintitrés puntos tras la victoria ante el Real Madrid el sábado por la noche.
Y es que estos equipos ganan algún partido, de vez en cuando, hasta de manera inesperada. Y es lo que debe hacer el Valencia. Ahora bien, lo debe hacer así, pasados estos dos enfrentamientos que se presentan decisivos en Mestalla ante Celta y Leganés, equipos a los cuales debías vencer si o sí, por lo civil o por lo criminal, recordando a mi admirado y respetado siempre don Luis Aragonés.
Nunca resulta fácil ganar dos partidos seguidos en casa, pero la necesidad es tal que en Mestalla, con todo lo que se jugaba el equipo y los próximos encuentros contra Villarreal y Atlético de Madrid, no debían dejar escapar ningún punto de los seis que iban a disputar en estas dos jornadas. No te iban a sacar del descenso, obviamente, pero podían significar el principio de la recuperación, algo que cada día se está poniendo más difícil.
Y por no hablar tan solo del resultado final, que debía ser victoria valencianista, creo que volver a practicar el estilo Corberán podía facilitar las cosas. El Celta de Vigo no es el Real Madrid, la Real sociedad o el Sevilla en el Sanchez Pizjuán, pero juega buen fútbol, quiere protagonismo con balón, aunque defensivamente no es demasiado fuerte y venía con muchas e importantes bajas. Muchos futbolistas canteranos y una idea de juego que debíamos saber neutralizar para luego saber superarles.
En cuanto a la alineación, parece que el técnico valencianista ha encontrado su once ideal, que sólo varía en función de disponibilidad, o de si hay compromiso copero entre semana. En esta ocasión lo hay, así que esperemos cambios el jueves, evidentemente en una competición bastante menos importante que la que engloba los partidos en los que nos jugamos la salvación. Ni siquiera el problemita de Enzo da la titularidad a Pepelu, así que todo claro, y con los habituales de Corberán.
Y la victoria llegó. No fue un partido bonito, poco atractivo para el espectador, tan solo la emoción de saber si los puntos se quedarían o no en Valencia. Y cualquier cosas pudo pasar, sinceramente. No estamos para exigir demasiado al equipo, aparte de resultados más positivos, el juego no está siendo uno de los pilares básicos en los que se sustentan las victorias. Pero sirve, no hay más, interesan bastante más, primero los puntos, y después el camino hasta llegar a ellos. Y así fue, el equipo adquirió ventaja al borde del descanso, llegó el empate del Celta y Javi Guerra hizo el 2-1 con el que terminó el choque. Muy equilibrado partido, con pocas aproximaciones. Dependía del que acertase y, además, del que tuviese esa pizca de fortuna que siempre ayuda. Esta vez, por fin, cayó del lado valencianista. Primeros tres, imprescindibles también los próximos tres ante Leganés. Y antes Copa contra el Barça.
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