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No son fáciles estas eliminatorias a partido único, ante rivales de inferior categoría y además en su estadio. Eso sí, los condicionantes de ambos equipos siempre influyen, y en este caso el FC Cartagena, que no contaba entre sus objetivos ganar esta edición de la ... Copa del Rey, se encuentra absolutamente centrado en la permanencia en la Segunda División española. Y el Valencia, con la boca pequeña, reconoce querer llegar lo más lejos posible, sabiendo que la Liga es vital siempre pero sin renunciar nunca a ir pasando eliminatorias, a ver qué altura de competición son capaces de alcanzar.
Muchos jugadores no habituales en ambos equipos, a veces los que menos juegan desean reivindicarse y compiten de manera apropiada lo que les toca disputar, así que la incertidumbre, patente en menor o mayor medida, podía hacerse de notar o quizá no. Dependía de la marcha del encuentro y de la mayor o menor probabilidad de éxito de los locales, ya que para los nuestros, los visitantes, el objetivo estaba claro.
Y Baraja así lo demostró, poniendo una alineación que podría ser la elegida en cualquier partido de Liga, teniendo a casi todos a disposición. Correia, Mosquera, Pepelu, Javi Guerra, Diego López, Fran Pérez... Muchos titulares y la intención clara de, cuanto antes, ponerse en ventaja y no sufrir.
Pero no empezaron bien las cosas, el FC Cartagena entró mucho más motivado, intenso y decidido. Ocurre siempre ésto, donde el equipo inferior entra con ritmo y el superior a verlas venir, tratar de evitar encajar y poco a poco intentar hacerse con el control del juego. Pero el conjunto local marcó muy pronto. Algo no previsto en el guion, pero posible. Estas cosas complican mucho, ya no tienes que hacer un gol para ganar, han de ser dos, y se ponen las cosas cuesta arriba. Y lógicamente, con el riesgo que conlleva encajar un segundo gol, que te puede eliminar o en cualquier caso, obligarte a hacer un esfuerzo considerablemente apreciable y no deseable.
Tras los primeros veinte minutos, equilibrio, incluso control visitante, pero sin oportunidades y, obviamente, sin gol. Trabados minutos al final de esta primera mitad, la expulsión de Calero, en el minuto en el que se produjo, te obligaba a remontar sin excusa alguna. Recordemos, podía suponer una nueva eliminatoria para el Valencia. Segunda parte de dominio total, no podía ser de otra forma. Los cambios influyeron en la mejoría, mucho más dada la superioridad numérica del Valencia. A pesar de eso, ninguna ocasión clara de gol, dos disparos entre palos y el empate tras disparo excepcional de Canós. La prórroga debía definir a favor de los visitantes. Ahí, una parada de Jaume nada más comenzarla y un gol de Gayà para clasificar al Valencia. Poca claridad en ataque, escasas ocasiones, prácticamente ninguna, pero clasificados. Hoy en el sorteo, nadie se acordará del cómo.
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